domingo, 18 de diciembre de 2011

Ética a Nicómaco (Ética Aristotélica)

-César Canela-



El autor de la Ética a Nicómaco es Aristóteles, quien nació hacía el año 383 a 384 antes de Cristo, es uno de los filósofos más grandes de la antigüedad y de la historia universal. La ética a Nicómaco se considera un libro ético de gran importancia. Este libro consta de 10 partes. La idea central es la felicidad, el fin último de toda persona normal-racional, no pasional.

El libro primero, de la Ética a Nicómaco, trata esencialmente sobre “La felicidad”. Aristóteles se hace la siguiente cuestión: ¿Qué bien es el objeto de todos los fines? Todo ser humano debe reconocer que la felicidad, dentro de los bienes, la felicidad es el bien supremo. La felicidad es el único bien que completa al ser humano, los demás delante de éste (sumo bien) son inconclusos. La felicidad es el fin al que tienden todos los hombres.Todo ser humano busca por naturaleza un bien, no buscar ese bien sería algo irracional y sin sentido porque sería negar su naturaleza. El bien último es la felicidad, que no es más que vivir conforme a la virtud, haciendo las cosas correctamente, evitando las pasiones. La felicidad es la actividad del alma de todo hombre que va de acuerdo con la virtud completa. Las virtudes se dividen en dos clases como son: las morales (éticas) y las intelectuales (dionoéticas).

Las virtudes éticas: se derivan de nosotros, de las costumbres. El hombre es por naturaleza potencialmente capaz de formarlas, por eso, realizando actos justos en hombre puede hacerse cada día más justo, o sea, se adquiere la virtud de la justicia que permanece de forma estable como un hábito. Las virtudes éticas se aprenden de la misma manera como se aprenden las diferentes artes, que son también hábitos. La virtud es la posición media entre dos extremos de la pasión.

Las virtudes intelectuales (dionoéticas): estas están por encima de las virtudes éticas y son característica fundamental de la parte más elevada del alma racional. El alma racional tiene dos partes: la parte de la razón práctica y la parte de la razón teórica.

En el libro segundo, trata en gran medida sobre los “Elementos o teoría de la virtud”. Aparece la pregunta: ¿En qué consiste la virtud? Aristóteles aclara que está hablando de la virtud moral, que es la que hace bueno al ser humano y le hace cumplir su virtud característica. Las virtudes pueden ser aprendidas como las artes. Las artes solo requieren de conocimiento, la virtud a parte del conocimiento también requiere de una elección racional y un carácter firme o estable. Hay que tener en cuenta que no es fácil ser bueno porque no es una tarea fácil encontrar el punto medio, por eso el hombre debe educarse para alcanzarlo.

El contenido del libro tercero es sobre “La voluntad, la fortaleza y la templanza”. Aquí también se nos dicen la función que hace cada una para la felicidad.

La voluntad: las acciones que realiza el hombre pueden ser voluntarias e involuntarias. El acto involuntario es aquel que el hombre hace por fuerza o por ignorancia y es libre al obrar. El acto voluntario se hace por un deseo, es fruto de la deliberación y está en el poder de cada persona. La virtud está en el acto voluntario que conduce a la felicidad.

La fortaleza: esta es el punto medio que existe entre el temor y la confianza. El hombre debe actuar con temor pero sin temor, con confianza pero sin exceso de ella. Esta se basa en el carácter y no el cálculo o la preparación.

La templanza: es el justo medio entre los excesos de placeres y la insensibilidad. Los apetitos del cuerpo deben subordinarse a la razón. Cuando se falla en los placeres naturales siempre se llega a un exceso, a diferencia de cuando se falla en lo placeres individuales que son los que siempre lleva a un exceso.

En el libro cuarto, nos habla acerca de “Algunas virtudes de riquezas, de espíritu y de vida”. Aristóteles, considera los bienes materiales como necesarios para alcanzar la felicidad. Asimismo, se presentan las virtudes de la generosidad y la magnificencia (que es un tipo de generosidad superior). La magnanimidad y la ecuanimidad (que es como la magnanimidad pero aplicada a aquellos que son inferiores). También nos habla de la vergüenza, la cual nos ayuda a encontrar el punto medio frente a los sentimientos, para evitar los excesos.

El libro quinto tiene como base de desarrollo a “La justicia y las virtudes de carácter”. En este libro se le dedica especial atención a la justicia, la cual, es la virtud suprema de todas las virtudes éticas. La justicia es el medio entre cometer injusticia y sufrirla, o sea, el medio debe ser la igualdad de la proporción. Es más fácil emplear esta virtud en función de los demás que emplearla únicamente para uno mismo, esta es la justicia general. Hay también una justicia particular, la cual, consta de dos partes que son: la distributiva y la transaccional. La distributiva se aplica a la distribución de las proporciones a nivel geométrico entre todas las cosas y las personas; y la transaccional se aplica a una distribución aritmética. Habla de una relación entre justicia y ley. La justicia legal está subordinada a las leyes y se debe aplicar después que se han aprobado las leyes, que no son las mismas en todas partes. Nadie sufre la injusticia por voluntad propia y nadie puede hacer injusticia a sí mismo.

El libro sexto es sobre “Las virtudes intelectuales”. El intelecto es tan importante, que nos dice donde está el justo medio para realizar los actos virtuosos y así llegar a la felicidad. Las virtudes intelectuales se dividen en dos partes que son: la razón práctica y la razón teórica.

Nunca dejes de buscar la felicidad.

La virtud de la razón práctica nos ayuda a conocer las cosas variables y contingentes. Su virtud es la phronesis, que se traduce por prudencia. La prudencia consiste en saber distinguir correctamente la vida del hombre, o sea, en saber discernir en lo que es bueno para el hombre y sus verdaderos fines. Esta virtud ayuda al hombre a buscar el bien y huir del mal. Las virtudes inferiores a la prudencia son: el deliberar bien, el juzgar bien, y el discernimiento.

La virtud de la razón teórica nos ayuda a conocer las cosas inmutables y necesarias. Su virtud es sophia, que significa sabiduría. La sabiduría es una virtud más elevada que la prudencia. La sabiduría considera lo que está por encima del hombre.

Hay tres cosas controlan el acto, y la verdad en el alma: la percepción, el intelecto y el deseo. Y de éstas cosas, la superior es el intelecto, que ayuda a la elección racional que requiere de carácter.

En el libro séptimo, tiene como parte de partida a “El pacer; la continencia y la incontinencia”. La persona prudente,aparte de que sabe lo que es bueno hacer, está en la máxima disposición para practicarlo. La persona incontinente, aunque sabe lo que es bueno hacer, no llega a practicar lo bueno por indisposición. El hombre busca el placer necesario y el placer que es fin en sí. La incontinencia es una falta de control frente a los placeres necesarios.

Los Libros octavo y noveno están dedicados a “La amistad en general” y “La amistad relativa a las causas y a la felicidad”, respectivamente. Aunque no todos están de acuerdo con su naturaleza, esta puede existir sin la justicia. Hay amistades por interés, por placer y por virtud. La amistad es una virtud o algo que acompaña la virtud.  Su principio consiste en una benevolencia mutua. Se ama algo porque es bueno en sí, por lo que es, no por los beneficios. La verdadera amistad es aquella que es recíproca, donde el uno ame al otro de una manera desinteresada. Los amigos virtuosos son necesarios para la felicidad del hombre. El que se ama a sí, es capaz de amar a los demás. El malvado no es capaz de mantener una amistad porque está en guerra con sí mismo. Por su naturaleza de ser social, el hombre, junto con sus amigos, busca el verdadero fin: la felicidad. El hombre necesita manifestar su afecto, por eso, tiene amigos los cuales le sirven de apoyo para su crecimiento humano. El ser humano no puede vivir sin los amigos porque estos forman una parte importante de la naturaleza social de todos.

El último libro es el décimo, el cual, es sobre “El placer y la felicidad”. No es un placer hedonista. El placer complementa las actividades como consecuencia y no como parte principal como muchos creen. El hombre bueno siempre encontrará placer en el bien y no en las cosas dañinas. La felicidad tiene su fin en sí misma y es autosuficiente. La felicidad es la vida de acuerdo con el intelecto, con la parte más elevada del alma. El hombre necesita educarse para formar el hábito necesario de la felicidad. Hace falta que se estudie la política para alcanzar la felicidad de uno de otros. El hombre es un animal político (social) por naturaleza.

En definitiva, este libro tiene una importancia trascendental porque muchos sistema éticos milenarios se han nutrido de él para fortalecerse. Es un libro que no sólo se queda en lo filosófico, sino que produce en el interior una reflexión para conducir la vida hacia la felicidad, para evitar el placer hedonista y llegar a tener una vida virtuosa. La felicidad no se consigue solo, sino que se necesita de amigos que ayuden en la virtud para alcanzarla. Invito a todos a acercarse a este gran libro.

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