Cicerón es una gran figura de la historia del pensamiento occidental y universal por los aportes que ha hecho en el campo de la Ética y en otras áreas. Escribió muchas obras. Pero en este caso me circunscribiré únicamente al tratado filosófico-ético titulado: “Del Sumo Bien y Del Sumo Mal.
En el primer libro, junto al segundo, Cicerón tiene un diálogo con Tortuaco defensor del Epicureísmo. Pero Cicerón está desacuerdo con la consideración del epicureísmo del Sumo Bien y del Sumo Mal. Epicuro dice que el sumo bien consiste en el deleite o placer, o sea, en la ausencia de todo tipo de dolor, porque el dolor es el sumo mal. Él plantea que todo ente, desde que nace desea el placer y huye a toda costa del dolor. Dejando la idea de que todo ser humano busca el placer por naturaleza, negando a la vez que sea obra de la razón y de la inteligencia el buscar el deleite y alejarse del sufrimiento.
Epicuro dice que, el supremo de los bienes es vivir con deleite. Ya que para él, la virtud no puede separarse del deleite, así que considera la virtud de la templanza, como la que amonesta en seguir la razón, en apetecer una cosa o huir de ella. Considera al sabio, feliz; por la razón de que tiene limitado los deseos, desprecia la muerte, experimenta la verdad en los dioses inmortales, sin temor alguno de emigrar de esta vida. Porque para el epicureísmo no debe haber ningún motivo para temer a la muerte, porque cuando estamos ella no está y cuando ella está nosotros ya no estamos. Cicerón, no comparte con Epicuro que el sumo bien es deleite y que el sumo mal es el dolor. Pues él, no acepta que por naturaleza las personas busquen uno y rechacen el otro.
En el libro tercero y cuarto, Cicerón critica la escuela de los Estoicos y a la de los Peripatéticos. Sostiene un diálogo con Marco Catón seguidor del estoicismo. Los estoicos consideran que el sumo bien es lo perfecto por su naturaleza. Entre los bienes solo admiten a la honestidad. Este es el único bien y todo lo que es honesto es apetecible por sí mismo. El vicio es lo malo por sí mismo. Los Peripatéticos admiten que los bienes del cuerpo contribuyen a la vida feliz a diferencia de los estoicos. Admiten que la abundancia de los bienes de naturaleza haga la vida más feliz, más apetecible o más estimable.
Cicerón, no le concede a los estoicos de que fuera de la virtud, no haya otro bien alguno. También le critica en forma irónica la concepción que estos tienen del dolor que provoca sufrimiento, pero si en él, no hay engaño, ni malicia, ni torpeza, entonces, no es un mal. El autor de este tratado afirma que los estoicos y los peripatéticos solo difieren en las palabras, porque en lo sustancial dicen lo mismo. El error de los estoicos es querer juntar los placeres contrarios.
En el quinto libro Cicerón, Antíoco, Pisón, Quito, Tito Pomponio y Lucio Cicerón decidieron dar un paseo en la academia que se encontraba vacía. Dialogan y discuten sobre el sumo bien y el sumo mal. Llegan a la conclusión, después de analizar las diferentes escuelas y planteamientos, de que el sumo bien consiste en dos géneros de cosas apetecibles: unas, de las virtudes del alma y del cuerpo, con las cuales el sumo bien se perfecciona; otras, aunque intrínsecas, no pertenecen directamente al alma ni al cuerpo como son los amigos, los parientes, los hijos, la patria, todo lo que es amado por sí. Nadie podrá alcanzar nunca el sumo bien, si todas las cosas que son exteriores a él, aunque apetecibles, no están contenidas bajo este bien.
En resumen, este texto consiste en un acrítica a las diferentes posturas de las escuelas griegas, especialmente de la escuela de los epicureístas, de los estoicos y los peripatéticos. Cicerón, toma las partes positivas de cada una y llega a la conclusión de que el sumo bien consiste en la virtud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario