miércoles, 11 de agosto de 2021

La cultura es dinámica: un brevísimo abordaje de la dominicanidad desde mi perspectiva

- César Canela, MA-


Publicado en Ecos del Yuna Periódico Local de Bonao, Rep. Dominicana. Mayo, 2021

 

“La cultura, no obstante en su aspecto 
solemne y hierático, no es más
que el resultado de humildes
necesidades del hombre.
Viceversa: «Toda necesidad
humana, si se potencia,
llega a convertirse en un nuevo
ámbito de cultura.»”

J. Ortega y Gasset.

 

Antes de iniciar la reflexión, es importante apuntar que existen tres juicios que, según Kant, son: cognitivos, éticos y estéticos. Los cognitivos van a la dimensión lógica de cualquier realidad, produciendo un criticismo que busca descubrir o presentar el epísteme. Los juicios éticos son aquellos que analizan hechos para juzgarlos como buenos, malos, correctos e incorrectos. Finalmente, los juicios estéticos se ocupan exclusivamente de lo bello y de la influencia de eso bello en la vida humana. Nuestro análisis de la cultura se centrará exclusivamente en el juicio cognitivo. Proponemos abordar las valoraciones éticas y estéticas en posteriores trabajos

 

Aclarado el punto anterior, empezamos diciendo que la dominicanidad es el resultado de mezclas culturales por las razones históricas que casi todos conocemos. Esas tres culturas son la aborigen, la española y la africana. Cabe decir, lo que menos queda es lo aborigen, cosa que se puede observar en nuestro modo de vida como país. Muchos hubiéramos querido que lo aborigen predominante por encima de las demás pero no es el caso. En todos los encuentros culturales prevalece una cultura más que la demás ya sea por razones económicas, políticas y/o sociales.

 

Nuestra identidad cultural actual tiene un gran número componentes hispánicos: la base del idioma, libros, arquitectura. Además, lo que sabemos de los aborígenes está atravesado por el mundo hispánico. Los aborígenes no conocían la escritura y lo que sabemos de ellos es por los estudios de Fray Ramón Pané y los escritos de Fray Bartolomé de Las Casas.   



 

Junto con lo hispano se mezcla lo africano, que influye de manera interesante en la religiosidad, especialmente con el uso del tambor, el ritmo del merengue y el baile alegre. Lo africano es un riqueza maravillosa porque nos aporta esa frescura ritmica, pegajosa e interesante. Mientras que lo aborigen lo percibimos en algunas palabras y algunos alimentos como el cazabe, impactando, aunque en menor medida que lo africano y lo hispano. Aunque la influencia de las tres culturas antes mencionadas -africana, hispana, aborigen, por ese orden- han prevalecido sobre el resto, cabe destacar el papel minoritario, aunque importante, que desempeñaron los ingleses, los franceses, los estadounidenses yholandeses.

 

A las consideraciones culturales anteriormente mencionadas cabe sumársele que un estudio del ADN dominicano en donde se afirma que el 49% pertenece a lo africano, el 39% a lo europeo donde lo hispánico es lo más influyente, mientras que sólo el 4% procede de  los taínos.[1] Se mantiene la hipótesis de que las mujeres africanas son un factor importante en el desarrollo de la población dominicana.[2] Estos datos genéticos podrían esclarecer el alcance de la influencia de las culturas mencionadas para dar origen a ciertos aspectos de la dominicanidad.

 

Ahora bien, esa perspectiva clásica que expongo sobre la dominicanidad no indica que la cultura esté petrificada y que deba frisarse para asumirla  de modo estático. Como diría Ortega y Gasset, la cultura es lo transvital, es decir, una extensión de la vida.[3] En palabras nuestras es aquello que está más allá de la vida porque se mantiene pero que depende de la vida para sostenerse. Ahora mismo la dominicanidad se va nutriendo los flujos migratorios provenientes, esencialmente, de Venezuela y Haití. 

 

La relación entre ciudadanos va produciendo una transferencia cultural, la cual es inevitable, puede tener mayor o menor medida dependiendo de la influencia o el poder que tenga una sobre otra. Al final, la cultura es un modo de vida que nos individuos asumen por conveniencia o por convicciones. En todo encuentro cultural hay intercambio en donde unos aspectos culturales prevalecen sobre otros. Ha sido así y será también así. No necesariamente implica que el más poderoso impogan su cultura, en el caso de occidente Roma conquista a Grecia militarmente pero Grecia conquista a Roma culturalmente. Del mismo modo, es un fenómeno interesante; mientras que oriente Mongolia controla a China militarmente mientras que los elementos hegemónicos de la cultura china se mantienen cuasi intactos a pesar de la presencia mongol. 

 

Volviendo a nuestra dominicanidad, reafirmo que nuestra riqueza como dominicanos es la convergencia de las culturas africana, española y aborigen. Aunque poniendo solo esas tres culturas hacemos una limitación porque como muestra la historia, en nosotros influyeron e influyen otras culturas que van modificando nuestro modo de vida. 

 

De este modo, muestra que la cultura es un organismo vivo que se va nutriendo de forma impredecible de distintos elementos, en teoría la cultura pretende ser nacional, sin embargo, hay unos rasgos mínimos que son propios de cada familia, incluso de cada persona. En la medida que nos relacionamos con nuestros conciudadanos y con los extranjeros va ocurriendo una transferencia cultural en donde cada uno puede decidir o expresar con qué elementos se siente más identificado. El ser humano es libre de asumir preferentemente algunos aspectos culturales de forma personal. En eso consiste la riqueza cultural.

 

Considero que la cultura no es estática en ninguna parte del mundo porque ella va fluyendo y se va reelaborando progresivamente. No existe cultura pura, no existe esa identidad pura. Me preocupa muchísimo cuando la gente quiere aferrarse a pureza cultural, no me suena sano eso. Una cosa es sentirse más identificado con un aspecto de la cultura y otra cosa es rechazar otros aspectos de la cultura porque nos nos gusten. Como es el caso de algunos grupos pro cultura africana o aborigen que rechazan la riqueza hispánica, y viceversa. 

 

Suele ser muy tentador, mostrar la cultura como algo inmóvil ya que, de ese modo, resulta más fácil definirla porque la miramos desde lo histórico, desde lo que ha pasado y, ciertamente, la mirada cultural desde el historicismo sólo puede entenderse claramente desde el pensamiento eleático, cosa valiosa para poder determinar los rasgos identitarios que nos han caracterizado en el tiempo. Afirmamos que la cultura como hecho histórico es estática, eleática; mientras que la cultura, en la medida que la vamos construyendo día a día es jónica pero desde la perspectiva de Heráclito: “todo fluye” (Πάντα ῥεῖ).

 

En definitiva, la cultura en relación con los hechos del pasado es estática, mientras que en relación con el presente es dinámica. Por más que queramos petrificarla irá cambiando poco a poco. La cultura es una dialéctica interminable que va en evolución de forma impredecible y natural gracias a las relaciones (pacíficas o violentas) de los seres humanos que van coincidiendo en distintos espacios. La cultura dominicana no es la excepción. 

 

Un abrazo. ¡Qué la filosofía les acompañe!



[1] Diario Libre. (2016, Julio 5) El dominicano tiene un 49% de ADN africano y un 39% europeo. Recuperado 03/06/2021 de https://www.diariolibre.com/actualidad/ciencia/el-dominicano-tiene-un-49-de-adn-africano-y-un-39-europeo-NE4251429

[2] Cfr. Colón, M. A. N., & Cruzado, J. C. M. (2012). La contribución genética del África Sub Sahariana a la población de la República Dominicana según el estudio de su ADN mitocondrial. Cuadernos de Investigación Histórica, (7), 28-4 Recuperado 03/06/2021 de https://revistas.upr.edu/index.php/cih/article/download/16395/13933

[3] Cfr. Ortega y Gasset, J., & Hernández Sánchez, D. (2002). El tema de nuestro tiempo : prólogo para alemanes . Tecnos. Pág. 106

jueves, 17 de junio de 2021

La necesidad de la filosofía en la educación dominicana

 

- César Canela, MA-

 

Publicado hoy en La Información, un periódico nacional de la Rep. Dominicana

La Información. Año 105. Santiago de los Caballeros, R.D. 

No. 35355. Jueves 17 de Junio de 2021. Pág. 14

Publicado en Foro Escrito (Julio 11, 2022): 
https://foroescrito.com/2022/07/11/la-necesidad-de-ensenar-filosofia-en-la-republica-dominicana/



Un abordaje desde la tesis doctoral del Prof. Juan B. Peña

 

«Queda usted en entera libertad 

de elegir entre estas dos cosas: 

o ser filósofo o ser sonámbulo».

J. Ortega y Gasset

 


La actividad filosófica en Occidente ha sido, desde siempre, un quehacer esencialmente revolucionario y liberador, al haber sido la chispa dio inicio en innúmeras ocasiones a movimientos que provocaron los cambios importantes a lo largo de su historia, sacando a las multitudes de las oscuridades de incultura. Sin duda,  la filosofía es un proceso dinámico que nos lleva a dar el paso del pensamiento mítico al pensamiento crítico, es decir, es un camino constante que nos invita a salir de las cavernas de la ignorancia y de las supuestas verdades para entrar en contacto con la verdad racionalmente fundamentada. Ciertamente que esa salida de la caverna es un proceso que toma su tiempo porque el individuo debe ser expuesto a una serie de herramientas, a diferentes ideas y a procedimientos que le inviten a liberarse, para ver el mundo policromático que está en el exterior de la caverna. Luego, fuera de la caverna, debe ser capaz de soportar el peso del conocimiento y, con humildad, arriesgar su vida para liberar a los demás que aún están prisioneros dentro.[1]

 

A lo que nosotros llamamos como cavernas, el Dr. Juan B. Peña les llama situaciones críticas, las cuales presenta de la siguiente manera: «la falta de planificación a nivel estatal; el irrespeto de los gobiernos a la Constitución y a las leyes; los crímenes de Estado; el personalismo gubernamental; la partidocracia; y el transfuguismo político», en su magistral tesis doctoral «Influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana y su impacto en el desarrollo educativo: Propuesta para superar el estancamiento sociopolítico con una educación desde la Filosofía», aporte filosófico que, a mí juicio, es una convincente invitación a salir de ciertas cavernas para poder avanzar de manera integral como país, pues el Dr. Peña logra con creces su objetivo fundamental: «analizar la influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana, y su impacto en el desarrollo educativo».


 

Las cavernas de la ignorancia dominicana empezaron a germinar en el país desde el siglo XIX, porque se rechazó, por miedo o desconocimiento, la educación humanista hostosiana, la cual, pudo haber aportado mayor desarrollo intelectual. Peor aún, los aportes educativos de Hostos quedaron definitivamente marginados en el siglo XX por el dogmatismo religioso imperante,  instalándose una educación menos científica y menos crítica que castigaba la disidencia intelectual. Esto queda demostrado en la fundamentación histórica de  las mencionadas cavernas o situaciones críticas que el autor realiza al constatar que a lo largo de la historia dominicana, especialmente en los últimos 100 años, nuestra nación ha caído en un círculo vicioso que se consolidó con las dos intervenciones militares estadounidenses (1916-1924 y 1965), el cual, llegó a su punto máximo en la criminal Era de Trujillo, creando una cultura represiva que, con el apoyo de los EE.UU, frustró los intentos democráticos de Juan Bosch y de la Revolución de Abril de 1965, dando paso a los doce años de Balaguer que no fueron más que un trujillismo sin Trujillo. Las situaciones críticas continuaron presentes y se hicieron más evidentes en los gobiernos del PRD (1978-1986; 2000-2004), en otros gobiernos de Balaguer con el PRSC (1986-1996) y en los veinte años del PLD (1996-2000; 2004-2016).[2]  

 

Es necesario resaltar que, en todos los acontecimientos antes mencionados, gran parte de la clase dominante, en complicidad siempre con EE.UU. y sus personeros, jugó y sigue jugando un papel reprochable, con muy pocas excepciones en el escenario nacional. Esta clase de personas está presente en todos los partidos políticos ya que no es un mal propio de un grupito, sino que es un mal nacional en el que todos, activa o pasivamente, somos cómplices. 

 

De izquierda a derecha, César Canela, Juan Peña, Mons. Camilo, Ariel Martínez y Sandy Gutiérrez

La investigación del citado filósofo pone de manifiesto que la actualidad dominicana es el resultado y la reproducción de esas situaciones críticas, de las cuales, los problemas causados al sistema educativo son los más preocupantes. A modo de ilustración, el autor compara la realidad dominicana con la condena de Sísifo, un personaje de la mitología griega que fue condenado a empujar eternamente una piedra por una colina una y otra vez, mientras ésta, cada vez que llegaba a la cima, se precipitaba de nuevo hacia el pie de la colina, eternamente. Así mismo, dice el autor, ocurre con nuestro país, ya que vamos avanzando, pero nuestro mal manejo institucional nos ha llevado a repetir los mismos males frecuentemente.

 

No obstante, su análisis, como era de esperarse,  no se queda solamente en señalar los males que aquejan a nuestra Patria, sino que propone, para enfrentar las situaciones críticas, un Plan de Nación que complemente, amplifique y enriquezca integralmente la Estrategia Nacional de Desarrollo (2012-2030) que impulsó el Ministerio de Economía de la República DominicanaAunque esta estrategia es una buena iniciativa,  solo se enfoca en el desarrollo económico; pero lo que necesitamos es un desarrollo integral que dé prioridad al comportamiento social, dado que nuestro país requiere un relanzamiento ético desde un pensamiento crítico-filosófico.[3]

 

Junto con este Plan de Nación, que debe estar por encima de los partidos políticos, se propone una modificación curricular en la que haya mayor presencia de la filosofía, para así ir mitigando los efectos negativos que ha generado la irresponsabilidad política en el desarrollo de la historia dominicana. Esta propuesta está enfocada también en modificar el modo de cómo se enseña filosofía en el país, debido a que la mayor parte de la gente cree que enseñar filosofía es únicamente memorizar a los filósofos o a las corrientes filosóficas. Lo que se propone es un entrenamiento del pensamiento crítico que permita edificar el pensamiento crítico-reflexivo en pro del desarrollo de nuestro país

 

Cabe destacar que en 4to de secundaria, para la salida optativa de Humanidades y Ciencias Sociales, el Currículum Educativo Dominicano intenta promover la filosofía con el curso titulado «Filosofía Social y Pensamiento Dominicano», además de que hace hincapié en que se debe dar prioridad al pensamiento crítico. El contenido para este curso es interesante, pero se queda en la periferia al no fomentar de manera integral la importancia del pensamiento y de la actividad filosófica. Esta iniciativa curricular del Estado Dominicano es positiva en vista de que podría ser el inicio, junto con las propuestas de Juan Peña, de una presencia más activa del Pensamiento Filosófico en nuestro país. Necesitamos trabajar, desde ya, en lainstauración de un modelo educación más crítico, científico y filosófico.

 

Desde mi perspectiva, la investigación doctoral «Influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana y su impacto en el desarrollo educativo: Propuesta para superar el estancamiento sociopolítico con una educación desde la Filosofía», defendida por Juan B. Peña, es una redacción que se desarrolla de acuerdo a las etapas de la dialéctica,  la primera parte es la Tesis -Realidad Dominicana-, la segunda es la Antítesis -Análisis Filosófico de la Realidad Dominicana- y la tercera es la Síntesis -Propuestas Filosóficas para superar las situaciones críticas de la realidad Dominicana-. Los tres momentos de esta tesis son, en su forma integral, un aporte sin precedentes a la sociedad del conocimiento universal desde la República Dominicana. 

 

Los doctores que valoraron la tesis en cuestión la catalogaron como un aporte que puede ser extendido a Latinoamérica por la realidad similar de nuestros países. Además, la estimaron como una tesis atrevida y valiente, a consecuencia de que hace de la filosofía una actividad práctica que denuncia con evidencia racional los males de una sociedad y propone posibles soluciones para mitigar los males denunciados. 

 

Importante destacar que este trabajo de investigación estuvo bajo la dirección del renombrado profesor de la Universidad del País Vasco el Dr. José Ignacio Galparsoro Ruiz, quien tiene anotado en su hoja de vida numerosos aportes a la educación de Latinoamérica. En República Dominicana ha dirigido varias tesis doctorales, entre las que destaca la del Dr. José Mármol, vicepresidente ejecutivo de Relaciones Públicas y Comunicaciones del Grupo Popular. 

 

Finalmente, me queda la enseñanza, una vez más, de que el desarrollo de los pueblos se inicia, se escribe, se mantiene y se proyecta con la educación, desde la educación y a través de la educación, y no cualquier educación, sino una educación que fomente el pensamiento crítico, científico, libre y filosófico.

 

¡Que la filosofía les acompañe! Un abrazo.



[1]Cfr. Platón, Quintás, G., Fernández-Galiano, M., & Pabón, J. M. (1990). La república. Libro VII. Universitat de València. Pags. 23-26

[2] Cfr. Peña Soriano, J. B. (2021). Op. Cit

[3] Ibíd.

jueves, 3 de junio de 2021

El opio de los pueblos

 

- César Canela, MA-

 

Publicado en Ecos del Yuna Periódico Local de Bonao, Rep. Dominicana. Abril, 2021

Publicado en Foro Escrito (Junio 17, 2022): 


«Así pues, en el fondo, ninguna 

religión es falsa. Todas son 

verdaderas a su modo, 

y todas responden, aunque de 

formas distintas, a condiciones 

dadas de la existencia humana».

-Émile Durkheim

 

En el mundo actual, en los espacios donde predomina una visión materialista de la realidad, es común que mucha gente asuma o diga que la fe religosa es contraria la razón y que las personas que siguen ciertos parámetros religiosos son ignorantes, míopes de la realidad que no se han dado cuenta de que los dioses son una invención del ser humano. Además de lo mencionado surgen escenarios para combatir los males y los bienes de la religión en donde “sabios” e “intelectuales” exponen sus ideas que van cargadas de una “superioridad” moral e intelectual proponiendo la destrucción o superación de la religión en una predicación dogmática quasi mística en donde defienden el surgimiento de un mundo nuevo -sin religión-, gobernado por la razón, donde ya no existirán los males de la ignorancia que tiende a la religión.


En otro orden,  ciertos grupos sectarios de la religión rechazan todo lo que está fuera de su texto y se atreven a negar verdades científicamente comprobadas y/o racionalmente fundamentadas. Su subcultura anticientífica e irracional representa un problema para el Estado de derecho y para el avance científico, raciovitalista del individo y la sociedad. Su “superioridad” moral y su magnificación exagerada de su texto sagrado[1] les impide hacer una lectura holística de la realidad. Aunque en el fondo persiguen el bien, en la práctica, sus fanáticos son instrumentos de discriminación-inquisidora que andan por la vida dictando las normas que deben asumir los demás.

 

Además también, resulta interesante, incluso sociológicamente estudiable, que muchos no creyentes se conviertan, precisamente, en lo que juraron destruir: fanáticos de creencias. Dejan de preguntarse o cuestionarse sus ideas y estas ocupan el lugar de las creencias religiosas. Aunque su fanatismo va en otra vía porque dogmatizan sus postulados  hasta llegar a una masturbación de ideas que les producen un orgasmo mental cuasi del mismo tipo del que experimentan, en su éxtasis, los fanáticos religiosos. En ese sentido, no hay diferencia entre el religioso fundamentalista y no areligioso-ateista-materialista.[2] Sus actitudes son, en la misma medida una reducción de la realidad. El primero entiende que lo único valioso es el más allá e ignora -consciente o inconscientemente- la realidad del más aquí (del mundo) y vive mentalmente opiado con el más allá, ignorando los sucesos históricos, siendo obstáculo para desarrollo de su comunidad[3]; mientras que el segundo hace una negación de lo metafísico, con una mentalidad intrascedente, negando de forma absoluta toda reflexión que invite a mirar al más allá, son fanáticos del más aquí y viven igualmente drogados con la idea de que realidad es materia y lo único absolutamente necesario es una reflexión sobre las cosas que son tangibles. 

 

La fe religiosa y el ateismo en sus dimensiones extremas pueden ser modos de drogadicción y miopía intelectual porque siempre hay un grupo de devotos que siguen sus ideas sin preguntarse sobre ellas, aceptándolas simplemente porque le parecen atractivas y porque están de acuerdo con su comosvisión. 

 

Desde mi limitada visión de la “realidad” considero que el ateismo-materialista, como tampoco la religión por sí solos son capaces de dar respuestas contundentes a la realidad humana. Si la religión fuera capaz de responder a Todo, hace tiempo que hubiéramos solucionado los problemas del mundo, lo mismo que si el materialismo hubiera sido capaz de comprender de forma holística la realidad ya hubiera desaparecido la religión en el siglo a finales del XIX o durante el siglo XX. 

 

Entonces, no es de sorprender que sea imposible la anulación de la religión y de las ciencias porque el ser

humano es, a la vez, de forma integral e inseparable, homo sapiens y homo religious.[4] Según Durkeim no hay un instante radical ni lugar específico en que hayan inciado las religiones[5], es decir, que el fenómeno religioso ha estado presente en la vida del ser humano desde el “mismo momento” que la razón empieza a operar en su ser, es decir, desde que es humano. La vida humana es una realidad radical[6] en donde converge la identidad humana que está compuesta por el yo y las circunstancias. 


La religión, entre otras cosas, es parte de las circunstancias y de la realidad radical de la vida. De ese mismo modo forman parte las ideas y las creencias; las primeras son aquellas que están muy relacionadas con persecusión de la verdad[7] y  rechazo de lo falso; mientras que las segundas -las creencias- son aquellas convicciones en las que se está. Esas creencias podrían ser religiosas o de cualquier tipo. Estás no se cuestionan, se asumen. Además, es bueno decir que esas creencias podrían sustituirse por otras luego de un proceso dubitativo. 

 

Que la religión sea parte de la vida, implica que el ser humano se ve obligado a reflexionar-filosofar sobre aquellas cuestiones trascendentales; de ese mismo modo, también está llamado a meditar-filosofar sobre las cosas materiales.

 

Quiere decir que “la razón también es también fe religiosa[8]. La religión no es sinónimo de irracionalidad. Si la fe religiosa fuera irracional, no hubiera textos místicos que aportan a la literatura y a la moral universal. La teología es, el más amplio sentido, un acto de profunda razón y humanidad.  En consecuencia, insisto, la razón no solo se ocupa de las cosas materiales sino de las cuestiones trascendentales. 

 

Entorno a lo mencionado podríamos preguntarnos: ¿Qué diferencia existe entre la construcción racional de la dialéctica, el racionalismo, la fenomenología u otras teorías racional con la construcción racional de la religión? Es probable que encontremos más parecidos de diferencias. Se pude hacer un cuadro sinóptico comparativo con las ideas del cristianismo, el kantismo, el positivismo, el marxismo, la hermenéuca nietzscheniana y encontraremos parecidos conceptuales sumamente interesantes.[9] Lógicamente que las semejanzas encontradas irán a la dirección correspondiente a cada corriente. Toda construcción lógica -real o no- es un acto de la razón. Tiene su valor. 

 

En definitiva, es lógico que las personas, por razones diversas se sientan atraídas por un modo de pensar desde la religión -lo trascendente- o desde el materialismo -lo inmanente-, eso es parte de la diversidad. El problema racional empieza cuando se pretende descartar una y otra fundamentandose en falacias lógicas. El dogmatismo, en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea desde el materialismo o desde la religión es igual de dañino para el intelecto porque reduce al ser humano a algo que no es. 


¡Que la filosofía te acompañe! 


Hasta la próxima.


REFERENCIAS

[1] Aquí puede aplicar cualquier idea no escrita que pretenda que impida el diálogo con los demás por pretenderse absoluta.

[2] Es difícil encontrar una terminología que enmarque lo que quiero decir porque ser ateo no es sinónimo de ser arreligioso y ser arreligioso no es idéntico a ser ateo ni ambas cosas implican que se sea materialista. Resulta complicado eso pero intento explicar mis ideas a partir de esta hibridación de tres términos.

[3] K. Marx dice que “la religión es el opio de los pueblos”. Cfr. Marx, K. (2014). Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Valencia: Pre-Textos.

[4] Una idea de este tipo bien elaborada se encuentra en la filosofía de Karen Armstrong. Cfr. Armstrong, K. (1995). Historia de Dios. Paidós.

[5] Cfr. Durkheim, E. (1982). Las formas elementales de la vida religiosa(Vol. 38). Ediciones Akal. La frase que aparece al inicio de esta publicación puede encontrarse en este texto.

[6] Pensamiento raciovitalista fundado por J. Ortega y Gasset en su tercera etapa filosófica que abarca desde 1924 hasta 1955 según J. Ferrater Mora. Cfr. Ferrater Mora, J. (1958). La filosofía de Ortega y Gasset. Traducción de María Raquel Bengolea. Editorial SUR, SRL Buenos. Aires. Cfr. Ortega y Gasset, J., Gomá Lanzón, J., & Lasaga Medina, J. (2011). Meditaciones del Quiojte (pp. 1-87). Editorial Gredos.

[7] La verdad en el pensamiento orteguiano se construye desde el perspectivismo que no es lo mismo que el relativismo. Esto significa que se deben tomar todas las perspectivas para construir la verdad deseada. 

[8] Cfr. Gasset, J. O. Y. (1970). Historia como sistema. Revista de occidente.

[9] J. Ortega y Gasset al final su extenso análisis en La historia como sistema hace unos comentarios bien atinados en torno a la racionalidad y al sentido que tienen la fe religiosa en la intelectualidad humana. Es un comentario al margen, el cual, podría interpretarse que la religión es parte de la historia sistemática de la vida humana. Cfr. Ibid.

 

miércoles, 24 de marzo de 2021

Mi versión de los hechos: abortistas-causalistas Vs. providas-concepcionalistas

- César Canela, MA-

«Venceréis, pero 

no convenceréis. 

Venceréis porque 

tenéis sobrada 

fuerza bruta». 

M. Unamuno

La existencia es fluida, cambiante y circunstancial (无为 - Πάντα ῥεῖ). «No hay nada tan malo que no tenga nada bueno ni nada tan bueno que no tenga nada malo», idea del gran Lao Tse en el Dào Dé Jīng. 

Aunque todos tenemos ideas y creencias que consolidan nuestro modo de comprender nuestra vida (yo-yo-circunstancia), pienso que el filósofo, o el que se precie como tal, debe estar siempre alerta, en crítica constante de sí mismo y de lo exterior, para evitar caer en proselitismo y dogmatismo (dogmatismo hay en todos los lados donde se asuma idea sin criticarlas). 

Pienso que es necesario mirar en perspectiva los planteamientos de los provida y de los causalistas (proaborto) porque corrientes de pensamiento tienen algo que decir, Ambas partes de una conceptualización del Bien y ambas predican perseguir un “bien supremo”.


Evidentemente, no me refiero a la lectura primaria del hecho que contrapone a dos grupos ante un conflicto práctico que no encontrará su solución, ni ahora ni más tarde, mientras estén contrapuestas. 


Lo peor de todo es que ambos grupos quieren obligar a que uno tome partido de forma irracional y definitiva sobre sus convicciones. Parece ser, que solo es válido quien acepta sin cuestionar lo que presentan. (Considero ser innecesario en esos grupos por qué, de mi parte, creo que los dos tienen suficientes acólitos, fanáticos, algunos intelectuales serios, gente pensante y uno que otro seguidor que no tiene la mínima idea del alcance de lo que se está defendiendo o condenando). 


Me refiero a lo que está «más allá», a la conceptualización interpretación del bien, a la presentación de una visión del mundo que responde a intereses políticos, económicos, sociales y otras motivaciones diferentes. Me refiero al peligro que representa la radicalización de ideas y a la negación cerrada y definitiva en «sus verdades». No existe la intención, de por lo menos, un diálogo -no un debate- desde la BIOÉTICA. 


Al final, una de las dos vertientes se impondrá sobre la otra, por razones políticas más que por razones bioéticas, como es común en todas las ideas enfrentadas.


Finalmente, reafirmo que la realidad no solo son dos polos contrapuestos, la realidad es dinámica y tiene matices. Las circunstancias demostraron en qué casos una cosa u otra responde a la realidad.


Es fácil ubicarse en un extremo del polo, lo difícil es intentar hacer ecléctica, buscar el punto medio y ofrecer una solución que se integradora. Como esto no es fácil porque implica un análisis más profundo algunos prefieren decir que no existe el punto medio. 


Aunque parezca que es un esfuerzo utópico por la gravedad de las circunstancias y polarizsción de la realidad, estoy profundamente analizando las propuestas de ambas vertientes y sus consecuencias positivas y negativas. 

Hasta ahora, hasta que se demuestre lo contrario, hasta que mi razón me lo impida, esta es mi postura en relación a estas posiciones. 


Salamanca, 23-III- MMXXI, 22.37 horas, César Canela. 



Notas por si son necesarias:

- Me inscribo en la corriente filosófica del ranciovitalismo. 

- Me atraen las ideas del «Panta Rhei» y el «Wu Wei» para analizar la ontología social.

- Téngase mucho cuidado al querer tirarme de «relativista», me inscribo en el «perspectivismo», que no es lo mismo, sino un intento de encontrar la «verdad» a partir de las perspectivas racionalmente establecidas con criterio epistemológico.

- Las creencias son aquellas cosas de las que se vive, en las que se está, los fundamentos y las posturas que organizan todo el quehacer. Esta no se limita al ámbito religioso sino a todo el espectro de la vida.  (Cfr. Ortega y Gasset). 

- Las ideas son aquellas cosas que asumimos, por las que nos preguntamos si son falsas o verdaderas, si su convencimiento es lo suficientemente profundo podrían convertirse en creencias. (Cfr. Ortega y Gasset). 

#CesarCanela

martes, 23 de febrero de 2021

Dialéctica necesaria

- César Canela, MA-


«Si no hay contradicción
no hay evolución, 
si no hay contradicción 
no hay mañana». F. Hegel



Hoy, cuando me levanté, revisé las redes sociales y me detuve en un comentario titulado “Todo Es Humano” que publicó Carlos Ortiz en su cuenta de facebook, en donde el expresa su visión del mundo en relación a las manifestaciones religiosas, especialmente en su contexto en la ciudad de Bonao en la República Dominicana. Los textos y las opiniones de Ortiz siempre me invitan a la dialéctica porque es una persona dedicada a la reflexión filosófica que expresa su visión del mundo, especialmente por su cuenta personal de facebook.
 


Con un propósito únicamente dialéctico, cito texto íntegro (tesis), luego ofreceré mi respuesta (antítesis) al respecto para que el lector, en su libertad construya su propia idea (síntesis). Les presento el texto:


«Precisamente porque estuve en la Iglesia, y visité otras denominaciones, es que me di cuenta de su insuficiencia para resolver los problemas de la humanidad, de mí país. 


»Por algunos 10 años, más o menos, fui feligrés de la Iglesia católica. Conocí de otros credos (adventismo, pentecostalismo, "gnosticismo", mormonismo, jehová-testimonialismo, lo que hubiera en mí pueblo). 


»Me sentí a gusto por un lapso de tiempo considerable. Leía la Biblia asiduamente y sobre temas cristianos en general. Iba a misa y a cultos. Disfrutaba la compañía de amigos, a quienes valoro y valoraré sobremanera siempre. Recibí cierta ayuda psicológica para paliar "traumas" que arrastraba. En ese momento era lo único que me ofrecía mí barrio como escape o como medio para darle determinado sentido a los procesos internos que se estaban gestando en mí. Por eso estoy agradecido de haber, al menos, contado con ese espacio de encuentro. 


»Quizás algunos pensarán que soy mal agradecido por el cambio que he asumido en este tiempo, que se manifiesta en las críticas hacia el cristianismo, Dios o la religión. No es así. El agradecimiento es una de las virtudes que más estimo. 


»Si se fijan bien, podrán notar con claridad que soy un entregado a mí pueblo, mí país, a la humanidad. Es eso mismo lo que me hace dar cuenta de que todo lo que viví en la "Iglesia", no fue más que la acción humana de la solidaridad, la hermandad, el amor humanista. Es a la gente a la que le agradezco. Si estudian con detemiento los fenómenos religiosos sociales, percibirán que estos pueden ser replicados sin apelar a ninguna deidad. 


»Es decir, cuando me reunía con adolescentes y jóvenes, lo importante no era el catecismo o las lecturas bíblicas, sino la oportunidad de que estuviéramos juntos en ese instante. Cuando iba al servicio dominical, lo que surtía efecto en mí psiquis era la paz que podía lograr por la potestad que le daba a la liturgia de ese día. Las catarsis que obtuve gracias a la música y retiros no fueron más que producto de técnicas psicológicas de sugestión y autosugestión. 


»En esencia, la labor que realizan las Iglesias es netamente humana, sin ninguna intervención divina. Todas y cada una de sus acciones se pueden llevar a cabo sin la religión de por medio. 


»El fracaso de la religión estriba en que no todos los jóvenes pueden someterse a sus reglas y ritos arbitrarios, aburridos, cansones. La disidencia, la rebeldia intelectual, la libertad personal son allí limitados. 


»Por otro lado, soy muy consciente que la experiencia individual mía no debe ser el medidor para el apoyo total a una institución u otra. Digo esto porque lo que me hizo descubrir con más decepción y enojo que la Iglesia, la religión, eran ya una retranca para mí país, fue su injerencia espuria en la historia del sistema educativo y de todo el espectro sociopolítico de mí nación. Se opusieron a la educación laica, se coludieron con los regímenes mediocres y opresores de nuestra historia, coadyuvaron al derrocamiento del gobierno más democrático que iba a ostentar mí amado país. Que yo sea feliz siendo religioso, mientras mí religión afecta negativamente el desarrollo del colectivo, es algo nefasto para mi código ético-moral. 


»Es por ello, finalmente, que mis planes son aportar desde el humanismo, desde el laicismo, a la creación de instituciones que procuren la salud completa del y de la dominican@, el progreso socioeconómico de la gente, el avance de las ciencias, la protección de nuestro medioambiente, la elevación de nuestra cultura. 


»Lo mío no es capricho. Sépanlo bien. No veo el mundo como individualidad, sino como conjunto, colectividad. Esto es político. Esto es histórico. Esto es humanidad.»*


Valoro esta reflexión porque, además de una queja fundamentada, es un intento serio de describir los peligros del fanatismo religiosos, el cual, es peligoroso para el desarrollo de las ciencias, las artes y las humanidades, como toda actividad dogmática y totalizante, dentro y fuera de la religión.


Sin embargo, lo que presenta el autor, dicho sea de paso, no es ni debe ser la percepción de otros ni es una realidad integradora de donde deba ser vista la realidad total. Evidentemente, expresa una verdad pero no toda la verdad. No lo digo esto porque yo conozca la totalidad de la verdad, sino precisamente por las limitaciones que tengo frente al conocimiento infinito e incesante que se nos estrella cada día. 


Significa entonces, a partir del texto, que la religión aportó a su visión del mundo de forma positiva. Además, descubrió, a través de las reuniones y encuentros, que le ofrecieron esas denominaicones religiosas, la importancia de la asociación, la solidaridad. También, me consta, que en bibliotecas católicas, encontró los primeros libros de filosofía, espcialmente a Nietzsche, elcual, ha configurado su cosmovisión social-política. Le guste o no es imposible que se desprenda de esos aportes que has recibido. Aparentemente, en su vida la relgión ha sido ente formador. 


En otro orden, siempre pienso que la realidad (los seres y las cosas) está constituida por matices y, reducirla a a su visión -la de Ortiz- es un acto de injusticia intelectual y una promoción de la miopía parcializada que es capaz de ver más allá de ver la acción la simple acción y la interpretación primigenia de los hechos. Esto lo digo porque su enfoque parece redudir a la religión a una institución dañina que no ha aportado nada la humanidad. 


Ortiz es bien leído, cosa que valoro y respeto, porque lo conozco y sé que él sabe muy bien que el peligro de la realidad es que cada uno la mira con sus ojos y el solipsismo tiende a hacernos creer de que no hay nada más allá de nuestras “percepciones mentales”. Le hago ese señalamiento porque, al parecer, ha querido que sus lectores miren la realidad a través de sus ojos y de su experiencia, la cual, como dije anteriormente no es universal para todos.


Resalto de manera especial, de su publicación, que es necesaria y fundamental la educación laica, pero tampoco es bueno imponer a quiénes tienen una cosmovisión religiosa a que la asuman porque sí. Cabe destacar que muchas personas que hacen vida religiosa aportan más -en ocasiones- al conocimiento y a las ciencias, porque están más ocupados en descubrirlo que en mantener una guerra mediatica-intelectual con el ateísmo. 


Debo señalar que, si Ortiz, se considera un demócrata -humanista- como el señala en su texto, pienso que debe repensar sus afirmaciones sobre la religión. Primero porque  afirma que la religión es humana y, el entiende que lo humano es lo más valioso. 


Absolutamente, considero que Ortiz, en vez de promover la eliminación definitva de la religión, debería promover su purificación y justa ubicación dentro del escenario político, social y científico. Sobre todo porque se confiesa humanista y presenta la religión es una expresión humana. Además, las personas que practican actividades religiosas son humanas, tienen derecho, por lo tanto deben garantizarseles presencia política en la sociedad.


Estoy de acuerdo con Ortiz en que la religión, en sentido general, es una expresión humana porque ha estado presente en la vida del hombre y la mujer desde siempre. Cabe destacar que es una acción humana que la religión busque su garantía en el poder hegemónico constituido porque necesita estalecerse para funcionar dentro de la sociedad. A veces, esta relación estado-religión no es favorable para la sociedad porque, a lo largo de la historia, ha degenerado en vicios.  


En definitiva, yo que lo que debemos hacer es enfrentar la corrupción, la manipulación, los abusos del poder; dichos males que trascienden a la esfera religiosa porque también -desgraciadamente- son expresión negativa de la humanidad. 


Termino diciendo que el confesarse “ateo” no reviste al “ateísmo” de iluminación intelectual para decidir y guiar el camino de todo el mundo, como tampoco la religión reviste a las personas de iluminación mental para entender la realidad en todas sus dimensiones. Hay ateos tan ignorantes como los más fieros religiosos. Me apena  y, a veces, me molesta, la pedantería intelectual de algunos pseudo intelectuales ateos, que se creen conocedores de la verdad, pero con eso lo que hacen es alejarse de ella e impedir su alcance.


Felicito la reflexión de Carlos Ortiz, por su revestimiento de profundidad que siempre me invita a un ejercicio dialéctico en busca de la verdad, del conocimiento y de las ciencias. Su perspectiva es doxa (tesis) que está en contacto mi doxa (antítesis) para llegar, descubrir, construir o enriquecer la verdad (epísteme). 


Muchas gracias, un abrazo. Hasta la próxima.


Fuente de la publicación comentada:

Ortiz Ortiz, C. “Todo Es Humano (Acción de gracias a la gente)“. Recuperado 24/02/2021 de https://www.facebook.com/carl.ortz.ortz/posts/3616476268407412





sábado, 17 de octubre de 2020

La religión y el más allá

- César Canela, MA-

Publicado en Revista Radar, 2021

«Yo no aseguro ni puedo asegurar que hay otra vida; 
no estoy convencido de que la haya; pero no me cabe 
en la cabeza que un hombre de verdad no sólo se 
resigne a gozar más que de esta vida, sino que
 renuncie a la otra, y hasta la rechace».
- Miguel de Unamuno



Lo religioso responde, entre otras, a la necesidad humana de entenderse dentro de un sistema interconectado por fuerzas divinas, ya sea por uno o por varios dioses. Evidentemente, esto ocurre porque nuestra pequeñez e insignificancia nos lleva a asumir que somos parte de un engranaje que nos supera, del que “venimos”, “somos” y hacia el cual nos “dirigimos”. Armstrong, en referencia a esa dimensión religiosa que manifestamos los humanos, afirma:

«[…] los seres humanos son animales espirituales. Y se puede decir con razón que el Homo sapiens es también Homo religiosus. Tan pronto como pudieron ser reconocidos como humanos, varones y mujeres comenzaron a adorar a los dioses; creaban religiones al mismo tiempo que creaban obras de arte. Y lo hacían no solamente para que las fuerzas poderosas les fueran propicias; estas religiones primitivas expresaban la admiración y el misterio que, al parecer, han sido siempre un componente esencial de la experiencia humana de este mundo hermoso, pero aterrador. […]»(1)

El ser humano es ser religioso porque es gracias a la religión como encuentra aquello que le dota de un sentido a su dimensión humana, y con ella, al dolor, la muerte, la convivencia y la ignorancia. Esa condición religiosa nos lleva a asumir un “más allá”, del cual, sin importar la cultura, desarrollamos un marco doctrinal que nos ha servido de base a lo largo de muchas generaciones ofreciendo respuestas a las grandes preguntas que nos plantea la existencia: ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿hacia dónde voy?

En esta conceptualización sobre el “más allá” son inevitables el “antropomorfismo” y el “materialismo” intelectual-espiritual-religioso porque todo lo explicamos desde nuestra realidad material-contingente, cosa que es razonable porque es imposible hacerlo de otro modo, ya que toda explicación de lo desconocido parte de lo conocido. Dentro de ese proceso explicativo suele ser interesante la seguridad con la que nos referimos acerca de algo que nos supera y a la que, por razonamiento lógico, es imposible acceder mientras participemos de esta condición humana. A pesar de todo esto, no deja de ser interesante que la religión, aunque se ocupe de cosas exhumanas, no pierde su condición humana. El ser humano durante toda su historia ha tenido una experiencia profunda en la dimensión espiritual-religiosa que, al parecer, trasciende toda la realidad mundana(2).

 Es evidente, que el “el más allá” supera al ser humano porque, de no ser así, entonces estaríamos ante un “más aquí”. Esta angustia que produce el más allá se ve superada gracias al diseño de un marco doctrinal que intenta explicar todos los fenómenos de la vida humana, desde los más simples hasta los más complejos, dotando a todos estos un origen divino. Al final del camino, cada uno “decide” que postura religiosa asumir para satisfacer la necesidad que tenemos de controlar nuestra propia existencia, y con ello, intentar acceder al “infinito”. 

La “única verdad” es que lo religioso es innegable, es inagotable y se nos presenta de forma “agresiva” un lunes cualquiera por la tarde. En el proceso de la experiencia religiosa suele ser más fácil asumir los postulados de una “institución religiosa” para que ella administre por nosotros las ideas del “más allá”. En otras palabras, mucha gente decide asumir unos postulados como válidos para salir vivos de ese intento intelectual de conocer el “más allá”.

En la filosofía de Immanuel Kant, lo religioso es el conocimiento de los deberes que emanan de una fuerza suprema y divina. Es aquella cosa de donde parte el imperativo categórico que invita a hacer el bien. La religión tiene un efecto positivo porque fundamentalmente sirve de referente moral.

A pesar de que asumimos una dimensión religiosa, surgen algunas cuestiones de tipo teológicas: ¿es realmente el más allá como lo presentan? ¿qué es la “teología”? ¿la que enseña el cristianismo? ¿la del hinduismo, bahaísmo, judaísmo, budismo, islamismo, confucionismo, taoísmo, maniqueísmo, etc? ¿la que me “invento”? ¿la que está acorde a mi visión del mundo? Aunque todos los seres humanos tendemos a lo religioso se nos hace difícil ponernos de acuerdo en los principios religiosos que regirán a nuestras ideas. Aunque la esencia religiosa sea la misma, se notarán matices diferentes en la manifestación, interpretación y “comprensión” del “más allá” porque hay una “experiencia personal” que se manifiesta y que se explica desde la materia. El simple hecho de oponer al “más allá” con el mundo es una demostración clara de que la materia es la base de toda explicación religiosa. Al final, esa idea de la religión es un encuentro constante con la autonomía personal que le lleva a ir más allá(3).

No pretendo hacer ninguna negación del “más allá”, ni mucho menos un ataque a las convicciones religiosas de la gente. Solo quiero subrayar que la explicación de lo exmundano no es una tarea simple porque no existe un parámetro objetivo fuera de la fe que pueda demostrarlo. Hablar con propiedad de algo que no se conoce del todo es una ventura complicada. Aunque algunas personas afirman que conocen “el más allá”, no hay forma de comprobar sus afirmaciones sobre lo divino. Sin embargo, la no comprobación de dichas afirmaciones no las hace mentira, aunque tampoco las convierte en verdades irrefutables.

Además, no es fácil encontrarnos ante el final de la vida. No es fácil ignorar lo que ocurrirá con la muerte. Algunos dicen que lo que hay “vida” después de la muerte. Me pregunto, ¿cómo puede ser vida? El llamar “vida” al “después” de la muerte es una demostración de nuestra incapacidad de identificar que es lo que hay más allá. Esa contaminación con el “más aquí” nos hace materializar todo lo que está después de la muerte. No sé lo que hay después de la muerte. Lo que creo que es no hay vida como la nuestra porque nuestra vida se manifiesta a través de la materialidad. 

Creo que en el “después de la vida” o “después de la muerte” no hay nada como lo que conocemos porque, de haber lo mismo, no sería un después, sino una continuidad. No deberíamos llamarle vida a lo postmortem o a lo que haya, porque ontológicamente es contradictorio que una cosa continúe siendo la misma cuando se termina.  Sin embargo, el llamarle “vida” a ese post, recalco, es muestra de que explicamos el “más allá” con el “más aquí”; además, se nos hace más fácil utilizar el concepto “vida” porque es única vía conocida para ser, hacer, haber y poder desde nuestra humanidad en la mutavilidad, transitoriedad y contingencia del mundo.

En definitiva, la religión es tendencia natural del ser humano que le invita a pensarse como ser-trascendente que tiende a religar con lo divino, a partir de una compresión del “más allá” que parte del “más aquí”. Todo acontecimiento del “más allá” nos supera(4) y por eso resulta difícil explicarlo con propiedad. 

Hasta la próxima. 

Un abrazo.

Referencias:

  1. Armstrong, Karen. Historia de Dios. Paidós, 1995. Pág. 21
  2. Cfr. Ibidem. Pág. 23
  3. Cfr.  Calderón, Jaime Ricardo Reyes. "Kant y Dios: pruebas, postulados y religión." Revista Albertus Magnus 6.1 (2015): 113-134. Pág. 123
  4. Cfr. El retorno de lo religioso. Dario Sztajnszrajber. Podcast: Spoty. 03/03/2019