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martes, 31 de agosto de 2021

La necesidad de aprender Criollo Haitiano: un asunto delicado pero necesario

- César Canela, MA-


Publicado en Ecos del Yuna Periódico Local de Bonao, Rep. Dominicana. Julio, 2021

 

 

«La verdad, lo real, el universo, 

la vida ―como queráis llamarlo– 

se quiebra en facetas innumerables, 

en vertientes sin cuento, cada una de 

las cuales da hacia un individuo»[1]

J. Ortega y Gasset.

 

La lengua es un herramienta que hemos desarrollado las personas a lo largo de la historia para transmitir nuestra cultura, para comunicar verbalmente las técnicas de supervivencia y, además de eso, para expresar nuestras ideas. Esto evidencia, que la comunicación lingüística es importantísima, Wittgenstein[2], en un momento de su vida, afirmó que «los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo»[3]. En otras palabras, es imperante aprender a utilizar nuestra lengua para comunicarnos con claridad, pero también es importante estudiar la lengua del próximo más cercano, del otro, para dialogar asertivamente con él e ir rompiendo las barreras comunicaticas y los prejuicios negativos que pudieran existir mutuamente.

 

Me preocupa que los dominicanos le temamos a la enseñanza del creol haitiano porque esto supuestamente lacera la independencia y pone el país ante una fusión con haití. Debemos hacer una revisión seria de nuestras convicciones nacionales en pro de desinstalar las ideas antihaitianas que se ven reflejadas en muchas conductas de la vida diaria. Es normal que nos preocupe la autodeterminación de nuestra nación de cara a los haitianos y a su deficiente realidad política, social y económica, pero también debe preocuparnos, en la misma medida, la injerencia de las grandes potencias mundiales, especialmente, Estados Unidos de América y la República Popular China, quiénes, con “caballos de troya”, se disputan la  influencia en la región del Caribe. Sin embargo, como el tema no es de geopolítica internacional, prometo abordarlo en otra oportunidad. 


Foto tomada de https://idominicanas.com/


Volviendo al tema que nos ocupa, es importante que en nuestro país, República Dominicana, se continúe fomentando, de forma optativa, la enseñanza del criollo haitiano (creole)[4], en ese sentido, la Universidad de Santo Domingo[5] y el Centro Bonó son referentes positivos.. Algunos pudieran afirmar que el fomento de esta lengua no es necesario porque en Haití se habla francés y ya en el sistema educativo dominicano se promueve el apredizaje del francés, aunque pudieran tener razón en una parte pero es importante destacar que gran parte de los haitianos no hablan francés porque la lengua predominante es el criollo haitiano.

 

Según De León Alvarez, el criollo haitiano es la lengua que habla el 80% de la población de nuestro vecino país, Haití. Aunque se habla el francés en dicho país, esta lengua permanece como lengua propia de una élite y que no representa el sentir de toda la realidad del país. Aunque Haití se considere como un país bilingüe, el criollo haitiano es la lengua con las personas comunes transmiten sus ideas y viven sus creencias.[6]

 

Esto significa que, para tener una comunicación más cercana con ellos necesitamos aprender el criollo haitiano. Esto no quiere decir que vamos a sustituir nuestra lengua oficial -el español-, tampoco significa que nuestra propuesta pretenda promover una enseñanza obligatoria del criollo haitiano, lo que proponemos es una enseñzanza optativa como una forma de aumentar las posibilidades de comunicación con nuestros vecinos más cercanos. En primer lugar, es importante entender como se comunican quiénes están más próximos a nosotros porque pudiera traer consecuencias positivas en torno a las relaciones bilaterales. Comprender nuestros aspectos inculturales y poner en su justo lugar cada uno de las dimensiones que nos identifican. 

 

Otra razón importantísima es términos económcios, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana publicó este año un informe evidenciando que   «los principales destinos de las exportaciones para el 2019 fueron Estados Unidos US$5,25.9 millones, Haití US$ 826.6 millones, Suiza US$784.1 millones, Puerto Rico US$501.3 millones, India US$420.9 millones. En cuanto al período enero-septiembre 2019 – 2020 las exportaciones totales de la República Dominicana fueron de US$7,147.1 […] los principales socios comerciales se muestra a Estados Unidos US$3,467.8 millones, Suiza US$791.2 millones, Haití US$532.9 millones, Puerto Rico US$367 millones, Canadá US$351.4 millones».[7]

 

Algunos de los lectores pudiera contra argüir que en esa lógica comercial deberíamos fomentar también el aprendizaje de las lenguas habladas en los países que son principales socios comerciales, sin embargo, ya se hace con el inglés que es la lengua del comercio internacional. Por otro lado, el asunto con Haití es diferente, es nuestro, vecino y lo menos que debemos hacer es conocer su modo de comunicación de forma cercana para mejorar nuestra relaciones bilaterales.

 

Pudiera ayudarnos, la situación de que los países europeos fomentan el aprendizaje de las lenguas de los paises que la componen, especialmente de los países que hacen frontera, porque es un elemento sumamente importante para mantener la unidad en un mundo en donde muchas cosas dependen de las alianzas culturales, políticas y sociales de los países. 

 

Mucho cuidado con confundir lo que presento con tildar mi buena fe con otras cosas que no vienen al caso y que decido no mencionar. Conozco los aspectos culturales que envuelven a la República Dominicana y, muchos de ellos, marcan diferencia con nuestro vecino, Haití. El mismo cuidado que proponen tener con el criollo haitiano es el mismo que se debe tener con las demás lenguas extranjeras. Estas son un instrumento de comunicación y de transferencia cultural que no puede fomentarse en detrimento de la dominicanidad. Dejo aclarado que me apasiona la riqueza cultural recibida de nuestras particulares mezclas históricas, sin perder de vista, algunos aspectos que nos ponen en relación con nuestro vecino país.

 

A mi juicio, los dominicanos, además de nuestra bella lengua materna, deberíamos hablar fluidamente el criollo haitiano y el francés, por nuestros vecinos; y el inglés para la comunicación internacional. Sin lugar a dudas que la continuación del fomento del aprendizaje del criollo haitiano será un faro de luz que nos ayudará a conocer, con menos prejuicios, la cultura del país vecino y podría ser un precedente positivo en pro de una convivencia respetuosa frente a nuestra diversidad.

 

Finalmente, dejo a juicio del lector las críticas o preguntas que considere necesarias[8] para seguir enriqueciendo el planteamiento presentado en pro de construir un pensamiento dominicano inclusivo y coherente de cara a nuestra historia sin despreciar ningunos de los elemtentos influyentes. 

 

Un fuerte abrazo. ¡Qué la filosofía te acompañe!



Referencias


[1] José Ortega y Gasset, El Espectador, I. (Obras Completas, vol. II, Alianza Editorial)

[2] Wittgenstein: Fue un filósofo, linguísta, matemático y lógico. Autor de la obraTractatus Logico-Philosophicus, la cual criticó tiempo después. Para este filósofo el «mundo» es la totalidad de los hechos no de las cosas. 

[3] Este aforismo está en el texto Tratatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein. El autor se refiere al lenguaje en un sentido amplio, más allá de un idioma. Lo citamos aquí entendiendo la distancia conceptual que presenta el autor. 

[4] Generalmente, nos referimos a esta lengua como «creol» o «creole», sin embargo, es incorrecto llamarlo así porque la traducción literal de la palabra es «Criollo» y puede referirse a cualquier lengua mixta que se desarrolló en América. Por eso es importante referise a la lengua de Haití como «criollo haitiano». Además, es importante decir que esta lengua surgió como modo de comunicación entre esclavos que habitaban esas tierras preindependencia haitiana. Ese modo de comunicación fue un simbolo de libertad y de autodeterminación para la occidental de la isla de Santo Domingo, hoy Haití.

[5] Cfr. Peguero, A. (Mayo 28, 2017). «El flujo migratorio haitiano obliga aprendizaje de créole». Listín Diario. Recuperado 13/08/2021 de https://listindiario.com/la-republica/2017/05/28/467770/el-flujo-migratorio-haitiano-obliga-aprendizaje-de-creole

[6] De Leon Alvarez, J. (Enero, 2007).   La Francofonía y el mundo francófono: Haití. Recuperado 11/08/2021 de http://humanidades.uprrp.edu/francofonia/haiti.html

[7] Estado Dominicano. Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX) y ProDominicana. Plan de Promoción Comercial 2021. Recuperado 11/08/2021 de https://www.mirex.gob.do/pdf/plan-pro-dominicana-2021-8-5-11.pdf

[8] Yo pienso que la verdad es una actividad perspectiva que vamos enriqueciendo en el diálogo con los demás.


Foto tomada del enlace https://idominicanas.com/foto-de-boda-entre-dominicana-y-haitiano-muestra-el-amor-no-tiene-fronteras/

 

miércoles, 11 de agosto de 2021

La cultura es dinámica: un brevísimo abordaje de la dominicanidad desde mi perspectiva

- César Canela, MA-


Publicado en Ecos del Yuna Periódico Local de Bonao, Rep. Dominicana. Mayo, 2021

 

“La cultura, no obstante en su aspecto 
solemne y hierático, no es más
que el resultado de humildes
necesidades del hombre.
Viceversa: «Toda necesidad
humana, si se potencia,
llega a convertirse en un nuevo
ámbito de cultura.»”

J. Ortega y Gasset.

 

Antes de iniciar la reflexión, es importante apuntar que existen tres juicios que, según Kant, son: cognitivos, éticos y estéticos. Los cognitivos van a la dimensión lógica de cualquier realidad, produciendo un criticismo que busca descubrir o presentar el epísteme. Los juicios éticos son aquellos que analizan hechos para juzgarlos como buenos, malos, correctos e incorrectos. Finalmente, los juicios estéticos se ocupan exclusivamente de lo bello y de la influencia de eso bello en la vida humana. Nuestro análisis de la cultura se centrará exclusivamente en el juicio cognitivo. Proponemos abordar las valoraciones éticas y estéticas en posteriores trabajos

 

Aclarado el punto anterior, empezamos diciendo que la dominicanidad es el resultado de mezclas culturales por las razones históricas que casi todos conocemos. Esas tres culturas son la aborigen, la española y la africana. Cabe decir, lo que menos queda es lo aborigen, cosa que se puede observar en nuestro modo de vida como país. Muchos hubiéramos querido que lo aborigen predominante por encima de las demás pero no es el caso. En todos los encuentros culturales prevalece una cultura más que la demás ya sea por razones económicas, políticas y/o sociales.

 

Nuestra identidad cultural actual tiene un gran número componentes hispánicos: la base del idioma, libros, arquitectura. Además, lo que sabemos de los aborígenes está atravesado por el mundo hispánico. Los aborígenes no conocían la escritura y lo que sabemos de ellos es por los estudios de Fray Ramón Pané y los escritos de Fray Bartolomé de Las Casas.   



 

Junto con lo hispano se mezcla lo africano, que influye de manera interesante en la religiosidad, especialmente con el uso del tambor, el ritmo del merengue y el baile alegre. Lo africano es un riqueza maravillosa porque nos aporta esa frescura ritmica, pegajosa e interesante. Mientras que lo aborigen lo percibimos en algunas palabras y algunos alimentos como el cazabe, impactando, aunque en menor medida que lo africano y lo hispano. Aunque la influencia de las tres culturas antes mencionadas -africana, hispana, aborigen, por ese orden- han prevalecido sobre el resto, cabe destacar el papel minoritario, aunque importante, que desempeñaron los ingleses, los franceses, los estadounidenses yholandeses.

 

A las consideraciones culturales anteriormente mencionadas cabe sumársele que un estudio del ADN dominicano en donde se afirma que el 49% pertenece a lo africano, el 39% a lo europeo donde lo hispánico es lo más influyente, mientras que sólo el 4% procede de  los taínos.[1] Se mantiene la hipótesis de que las mujeres africanas son un factor importante en el desarrollo de la población dominicana.[2] Estos datos genéticos podrían esclarecer el alcance de la influencia de las culturas mencionadas para dar origen a ciertos aspectos de la dominicanidad.

 

Ahora bien, esa perspectiva clásica que expongo sobre la dominicanidad no indica que la cultura esté petrificada y que deba frisarse para asumirla  de modo estático. Como diría Ortega y Gasset, la cultura es lo transvital, es decir, una extensión de la vida.[3] En palabras nuestras es aquello que está más allá de la vida porque se mantiene pero que depende de la vida para sostenerse. Ahora mismo la dominicanidad se va nutriendo los flujos migratorios provenientes, esencialmente, de Venezuela y Haití. 

 

La relación entre ciudadanos va produciendo una transferencia cultural, la cual es inevitable, puede tener mayor o menor medida dependiendo de la influencia o el poder que tenga una sobre otra. Al final, la cultura es un modo de vida que nos individuos asumen por conveniencia o por convicciones. En todo encuentro cultural hay intercambio en donde unos aspectos culturales prevalecen sobre otros. Ha sido así y será también así. No necesariamente implica que el más poderoso impogan su cultura, en el caso de occidente Roma conquista a Grecia militarmente pero Grecia conquista a Roma culturalmente. Del mismo modo, es un fenómeno interesante; mientras que oriente Mongolia controla a China militarmente mientras que los elementos hegemónicos de la cultura china se mantienen cuasi intactos a pesar de la presencia mongol. 

 

Volviendo a nuestra dominicanidad, reafirmo que nuestra riqueza como dominicanos es la convergencia de las culturas africana, española y aborigen. Aunque poniendo solo esas tres culturas hacemos una limitación porque como muestra la historia, en nosotros influyeron e influyen otras culturas que van modificando nuestro modo de vida. 

 

De este modo, muestra que la cultura es un organismo vivo que se va nutriendo de forma impredecible de distintos elementos, en teoría la cultura pretende ser nacional, sin embargo, hay unos rasgos mínimos que son propios de cada familia, incluso de cada persona. En la medida que nos relacionamos con nuestros conciudadanos y con los extranjeros va ocurriendo una transferencia cultural en donde cada uno puede decidir o expresar con qué elementos se siente más identificado. El ser humano es libre de asumir preferentemente algunos aspectos culturales de forma personal. En eso consiste la riqueza cultural.

 

Considero que la cultura no es estática en ninguna parte del mundo porque ella va fluyendo y se va reelaborando progresivamente. No existe cultura pura, no existe esa identidad pura. Me preocupa muchísimo cuando la gente quiere aferrarse a pureza cultural, no me suena sano eso. Una cosa es sentirse más identificado con un aspecto de la cultura y otra cosa es rechazar otros aspectos de la cultura porque nos nos gusten. Como es el caso de algunos grupos pro cultura africana o aborigen que rechazan la riqueza hispánica, y viceversa. 

 

Suele ser muy tentador, mostrar la cultura como algo inmóvil ya que, de ese modo, resulta más fácil definirla porque la miramos desde lo histórico, desde lo que ha pasado y, ciertamente, la mirada cultural desde el historicismo sólo puede entenderse claramente desde el pensamiento eleático, cosa valiosa para poder determinar los rasgos identitarios que nos han caracterizado en el tiempo. Afirmamos que la cultura como hecho histórico es estática, eleática; mientras que la cultura, en la medida que la vamos construyendo día a día es jónica pero desde la perspectiva de Heráclito: “todo fluye” (Πάντα ῥεῖ).

 

En definitiva, la cultura en relación con los hechos del pasado es estática, mientras que en relación con el presente es dinámica. Por más que queramos petrificarla irá cambiando poco a poco. La cultura es una dialéctica interminable que va en evolución de forma impredecible y natural gracias a las relaciones (pacíficas o violentas) de los seres humanos que van coincidiendo en distintos espacios. La cultura dominicana no es la excepción. 

 

Un abrazo. ¡Qué la filosofía les acompañe!



[1] Diario Libre. (2016, Julio 5) El dominicano tiene un 49% de ADN africano y un 39% europeo. Recuperado 03/06/2021 de https://www.diariolibre.com/actualidad/ciencia/el-dominicano-tiene-un-49-de-adn-africano-y-un-39-europeo-NE4251429

[2] Cfr. Colón, M. A. N., & Cruzado, J. C. M. (2012). La contribución genética del África Sub Sahariana a la población de la República Dominicana según el estudio de su ADN mitocondrial. Cuadernos de Investigación Histórica, (7), 28-4 Recuperado 03/06/2021 de https://revistas.upr.edu/index.php/cih/article/download/16395/13933

[3] Cfr. Ortega y Gasset, J., & Hernández Sánchez, D. (2002). El tema de nuestro tiempo : prólogo para alemanes . Tecnos. Pág. 106