martes, 31 de agosto de 2021

La necesidad de aprender Criollo Haitiano: un asunto delicado pero necesario

- César Canela, MA-


Publicado en Ecos del Yuna Periódico Local de Bonao, Rep. Dominicana. Julio, 2021

 

 

«La verdad, lo real, el universo, 

la vida ―como queráis llamarlo– 

se quiebra en facetas innumerables, 

en vertientes sin cuento, cada una de 

las cuales da hacia un individuo»[1]

J. Ortega y Gasset.

 

La lengua es un herramienta que hemos desarrollado las personas a lo largo de la historia para transmitir nuestra cultura, para comunicar verbalmente las técnicas de supervivencia y, además de eso, para expresar nuestras ideas. Esto evidencia, que la comunicación lingüística es importantísima, Wittgenstein[2], en un momento de su vida, afirmó que «los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo»[3]. En otras palabras, es imperante aprender a utilizar nuestra lengua para comunicarnos con claridad, pero también es importante estudiar la lengua del próximo más cercano, del otro, para dialogar asertivamente con él e ir rompiendo las barreras comunicaticas y los prejuicios negativos que pudieran existir mutuamente.

 

Me preocupa que los dominicanos le temamos a la enseñanza del creol haitiano porque esto supuestamente lacera la independencia y pone el país ante una fusión con haití. Debemos hacer una revisión seria de nuestras convicciones nacionales en pro de desinstalar las ideas antihaitianas que se ven reflejadas en muchas conductas de la vida diaria. Es normal que nos preocupe la autodeterminación de nuestra nación de cara a los haitianos y a su deficiente realidad política, social y económica, pero también debe preocuparnos, en la misma medida, la injerencia de las grandes potencias mundiales, especialmente, Estados Unidos de América y la República Popular China, quiénes, con “caballos de troya”, se disputan la  influencia en la región del Caribe. Sin embargo, como el tema no es de geopolítica internacional, prometo abordarlo en otra oportunidad. 


Foto tomada de https://idominicanas.com/


Volviendo al tema que nos ocupa, es importante que en nuestro país, República Dominicana, se continúe fomentando, de forma optativa, la enseñanza del criollo haitiano (creole)[4], en ese sentido, la Universidad de Santo Domingo[5] y el Centro Bonó son referentes positivos.. Algunos pudieran afirmar que el fomento de esta lengua no es necesario porque en Haití se habla francés y ya en el sistema educativo dominicano se promueve el apredizaje del francés, aunque pudieran tener razón en una parte pero es importante destacar que gran parte de los haitianos no hablan francés porque la lengua predominante es el criollo haitiano.

 

Según De León Alvarez, el criollo haitiano es la lengua que habla el 80% de la población de nuestro vecino país, Haití. Aunque se habla el francés en dicho país, esta lengua permanece como lengua propia de una élite y que no representa el sentir de toda la realidad del país. Aunque Haití se considere como un país bilingüe, el criollo haitiano es la lengua con las personas comunes transmiten sus ideas y viven sus creencias.[6]

 

Esto significa que, para tener una comunicación más cercana con ellos necesitamos aprender el criollo haitiano. Esto no quiere decir que vamos a sustituir nuestra lengua oficial -el español-, tampoco significa que nuestra propuesta pretenda promover una enseñanza obligatoria del criollo haitiano, lo que proponemos es una enseñzanza optativa como una forma de aumentar las posibilidades de comunicación con nuestros vecinos más cercanos. En primer lugar, es importante entender como se comunican quiénes están más próximos a nosotros porque pudiera traer consecuencias positivas en torno a las relaciones bilaterales. Comprender nuestros aspectos inculturales y poner en su justo lugar cada uno de las dimensiones que nos identifican. 

 

Otra razón importantísima es términos económcios, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana publicó este año un informe evidenciando que   «los principales destinos de las exportaciones para el 2019 fueron Estados Unidos US$5,25.9 millones, Haití US$ 826.6 millones, Suiza US$784.1 millones, Puerto Rico US$501.3 millones, India US$420.9 millones. En cuanto al período enero-septiembre 2019 – 2020 las exportaciones totales de la República Dominicana fueron de US$7,147.1 […] los principales socios comerciales se muestra a Estados Unidos US$3,467.8 millones, Suiza US$791.2 millones, Haití US$532.9 millones, Puerto Rico US$367 millones, Canadá US$351.4 millones».[7]

 

Algunos de los lectores pudiera contra argüir que en esa lógica comercial deberíamos fomentar también el aprendizaje de las lenguas habladas en los países que son principales socios comerciales, sin embargo, ya se hace con el inglés que es la lengua del comercio internacional. Por otro lado, el asunto con Haití es diferente, es nuestro, vecino y lo menos que debemos hacer es conocer su modo de comunicación de forma cercana para mejorar nuestra relaciones bilaterales.

 

Pudiera ayudarnos, la situación de que los países europeos fomentan el aprendizaje de las lenguas de los paises que la componen, especialmente de los países que hacen frontera, porque es un elemento sumamente importante para mantener la unidad en un mundo en donde muchas cosas dependen de las alianzas culturales, políticas y sociales de los países. 

 

Mucho cuidado con confundir lo que presento con tildar mi buena fe con otras cosas que no vienen al caso y que decido no mencionar. Conozco los aspectos culturales que envuelven a la República Dominicana y, muchos de ellos, marcan diferencia con nuestro vecino, Haití. El mismo cuidado que proponen tener con el criollo haitiano es el mismo que se debe tener con las demás lenguas extranjeras. Estas son un instrumento de comunicación y de transferencia cultural que no puede fomentarse en detrimento de la dominicanidad. Dejo aclarado que me apasiona la riqueza cultural recibida de nuestras particulares mezclas históricas, sin perder de vista, algunos aspectos que nos ponen en relación con nuestro vecino país.

 

A mi juicio, los dominicanos, además de nuestra bella lengua materna, deberíamos hablar fluidamente el criollo haitiano y el francés, por nuestros vecinos; y el inglés para la comunicación internacional. Sin lugar a dudas que la continuación del fomento del aprendizaje del criollo haitiano será un faro de luz que nos ayudará a conocer, con menos prejuicios, la cultura del país vecino y podría ser un precedente positivo en pro de una convivencia respetuosa frente a nuestra diversidad.

 

Finalmente, dejo a juicio del lector las críticas o preguntas que considere necesarias[8] para seguir enriqueciendo el planteamiento presentado en pro de construir un pensamiento dominicano inclusivo y coherente de cara a nuestra historia sin despreciar ningunos de los elemtentos influyentes. 

 

Un fuerte abrazo. ¡Qué la filosofía te acompañe!



Referencias


[1] José Ortega y Gasset, El Espectador, I. (Obras Completas, vol. II, Alianza Editorial)

[2] Wittgenstein: Fue un filósofo, linguísta, matemático y lógico. Autor de la obraTractatus Logico-Philosophicus, la cual criticó tiempo después. Para este filósofo el «mundo» es la totalidad de los hechos no de las cosas. 

[3] Este aforismo está en el texto Tratatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein. El autor se refiere al lenguaje en un sentido amplio, más allá de un idioma. Lo citamos aquí entendiendo la distancia conceptual que presenta el autor. 

[4] Generalmente, nos referimos a esta lengua como «creol» o «creole», sin embargo, es incorrecto llamarlo así porque la traducción literal de la palabra es «Criollo» y puede referirse a cualquier lengua mixta que se desarrolló en América. Por eso es importante referise a la lengua de Haití como «criollo haitiano». Además, es importante decir que esta lengua surgió como modo de comunicación entre esclavos que habitaban esas tierras preindependencia haitiana. Ese modo de comunicación fue un simbolo de libertad y de autodeterminación para la occidental de la isla de Santo Domingo, hoy Haití.

[5] Cfr. Peguero, A. (Mayo 28, 2017). «El flujo migratorio haitiano obliga aprendizaje de créole». Listín Diario. Recuperado 13/08/2021 de https://listindiario.com/la-republica/2017/05/28/467770/el-flujo-migratorio-haitiano-obliga-aprendizaje-de-creole

[6] De Leon Alvarez, J. (Enero, 2007).   La Francofonía y el mundo francófono: Haití. Recuperado 11/08/2021 de http://humanidades.uprrp.edu/francofonia/haiti.html

[7] Estado Dominicano. Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX) y ProDominicana. Plan de Promoción Comercial 2021. Recuperado 11/08/2021 de https://www.mirex.gob.do/pdf/plan-pro-dominicana-2021-8-5-11.pdf

[8] Yo pienso que la verdad es una actividad perspectiva que vamos enriqueciendo en el diálogo con los demás.


Foto tomada del enlace https://idominicanas.com/foto-de-boda-entre-dominicana-y-haitiano-muestra-el-amor-no-tiene-fronteras/

 

miércoles, 11 de agosto de 2021

La cultura es dinámica: un brevísimo abordaje de la dominicanidad desde mi perspectiva

- César Canela, MA-


Publicado en Ecos del Yuna Periódico Local de Bonao, Rep. Dominicana. Mayo, 2021

 

“La cultura, no obstante en su aspecto 
solemne y hierático, no es más
que el resultado de humildes
necesidades del hombre.
Viceversa: «Toda necesidad
humana, si se potencia,
llega a convertirse en un nuevo
ámbito de cultura.»”

J. Ortega y Gasset.

 

Antes de iniciar la reflexión, es importante apuntar que existen tres juicios que, según Kant, son: cognitivos, éticos y estéticos. Los cognitivos van a la dimensión lógica de cualquier realidad, produciendo un criticismo que busca descubrir o presentar el epísteme. Los juicios éticos son aquellos que analizan hechos para juzgarlos como buenos, malos, correctos e incorrectos. Finalmente, los juicios estéticos se ocupan exclusivamente de lo bello y de la influencia de eso bello en la vida humana. Nuestro análisis de la cultura se centrará exclusivamente en el juicio cognitivo. Proponemos abordar las valoraciones éticas y estéticas en posteriores trabajos

 

Aclarado el punto anterior, empezamos diciendo que la dominicanidad es el resultado de mezclas culturales por las razones históricas que casi todos conocemos. Esas tres culturas son la aborigen, la española y la africana. Cabe decir, lo que menos queda es lo aborigen, cosa que se puede observar en nuestro modo de vida como país. Muchos hubiéramos querido que lo aborigen predominante por encima de las demás pero no es el caso. En todos los encuentros culturales prevalece una cultura más que la demás ya sea por razones económicas, políticas y/o sociales.

 

Nuestra identidad cultural actual tiene un gran número componentes hispánicos: la base del idioma, libros, arquitectura. Además, lo que sabemos de los aborígenes está atravesado por el mundo hispánico. Los aborígenes no conocían la escritura y lo que sabemos de ellos es por los estudios de Fray Ramón Pané y los escritos de Fray Bartolomé de Las Casas.   



 

Junto con lo hispano se mezcla lo africano, que influye de manera interesante en la religiosidad, especialmente con el uso del tambor, el ritmo del merengue y el baile alegre. Lo africano es un riqueza maravillosa porque nos aporta esa frescura ritmica, pegajosa e interesante. Mientras que lo aborigen lo percibimos en algunas palabras y algunos alimentos como el cazabe, impactando, aunque en menor medida que lo africano y lo hispano. Aunque la influencia de las tres culturas antes mencionadas -africana, hispana, aborigen, por ese orden- han prevalecido sobre el resto, cabe destacar el papel minoritario, aunque importante, que desempeñaron los ingleses, los franceses, los estadounidenses yholandeses.

 

A las consideraciones culturales anteriormente mencionadas cabe sumársele que un estudio del ADN dominicano en donde se afirma que el 49% pertenece a lo africano, el 39% a lo europeo donde lo hispánico es lo más influyente, mientras que sólo el 4% procede de  los taínos.[1] Se mantiene la hipótesis de que las mujeres africanas son un factor importante en el desarrollo de la población dominicana.[2] Estos datos genéticos podrían esclarecer el alcance de la influencia de las culturas mencionadas para dar origen a ciertos aspectos de la dominicanidad.

 

Ahora bien, esa perspectiva clásica que expongo sobre la dominicanidad no indica que la cultura esté petrificada y que deba frisarse para asumirla  de modo estático. Como diría Ortega y Gasset, la cultura es lo transvital, es decir, una extensión de la vida.[3] En palabras nuestras es aquello que está más allá de la vida porque se mantiene pero que depende de la vida para sostenerse. Ahora mismo la dominicanidad se va nutriendo los flujos migratorios provenientes, esencialmente, de Venezuela y Haití. 

 

La relación entre ciudadanos va produciendo una transferencia cultural, la cual es inevitable, puede tener mayor o menor medida dependiendo de la influencia o el poder que tenga una sobre otra. Al final, la cultura es un modo de vida que nos individuos asumen por conveniencia o por convicciones. En todo encuentro cultural hay intercambio en donde unos aspectos culturales prevalecen sobre otros. Ha sido así y será también así. No necesariamente implica que el más poderoso impogan su cultura, en el caso de occidente Roma conquista a Grecia militarmente pero Grecia conquista a Roma culturalmente. Del mismo modo, es un fenómeno interesante; mientras que oriente Mongolia controla a China militarmente mientras que los elementos hegemónicos de la cultura china se mantienen cuasi intactos a pesar de la presencia mongol. 

 

Volviendo a nuestra dominicanidad, reafirmo que nuestra riqueza como dominicanos es la convergencia de las culturas africana, española y aborigen. Aunque poniendo solo esas tres culturas hacemos una limitación porque como muestra la historia, en nosotros influyeron e influyen otras culturas que van modificando nuestro modo de vida. 

 

De este modo, muestra que la cultura es un organismo vivo que se va nutriendo de forma impredecible de distintos elementos, en teoría la cultura pretende ser nacional, sin embargo, hay unos rasgos mínimos que son propios de cada familia, incluso de cada persona. En la medida que nos relacionamos con nuestros conciudadanos y con los extranjeros va ocurriendo una transferencia cultural en donde cada uno puede decidir o expresar con qué elementos se siente más identificado. El ser humano es libre de asumir preferentemente algunos aspectos culturales de forma personal. En eso consiste la riqueza cultural.

 

Considero que la cultura no es estática en ninguna parte del mundo porque ella va fluyendo y se va reelaborando progresivamente. No existe cultura pura, no existe esa identidad pura. Me preocupa muchísimo cuando la gente quiere aferrarse a pureza cultural, no me suena sano eso. Una cosa es sentirse más identificado con un aspecto de la cultura y otra cosa es rechazar otros aspectos de la cultura porque nos nos gusten. Como es el caso de algunos grupos pro cultura africana o aborigen que rechazan la riqueza hispánica, y viceversa. 

 

Suele ser muy tentador, mostrar la cultura como algo inmóvil ya que, de ese modo, resulta más fácil definirla porque la miramos desde lo histórico, desde lo que ha pasado y, ciertamente, la mirada cultural desde el historicismo sólo puede entenderse claramente desde el pensamiento eleático, cosa valiosa para poder determinar los rasgos identitarios que nos han caracterizado en el tiempo. Afirmamos que la cultura como hecho histórico es estática, eleática; mientras que la cultura, en la medida que la vamos construyendo día a día es jónica pero desde la perspectiva de Heráclito: “todo fluye” (Πάντα ῥεῖ).

 

En definitiva, la cultura en relación con los hechos del pasado es estática, mientras que en relación con el presente es dinámica. Por más que queramos petrificarla irá cambiando poco a poco. La cultura es una dialéctica interminable que va en evolución de forma impredecible y natural gracias a las relaciones (pacíficas o violentas) de los seres humanos que van coincidiendo en distintos espacios. La cultura dominicana no es la excepción. 

 

Un abrazo. ¡Qué la filosofía les acompañe!



[1] Diario Libre. (2016, Julio 5) El dominicano tiene un 49% de ADN africano y un 39% europeo. Recuperado 03/06/2021 de https://www.diariolibre.com/actualidad/ciencia/el-dominicano-tiene-un-49-de-adn-africano-y-un-39-europeo-NE4251429

[2] Cfr. Colón, M. A. N., & Cruzado, J. C. M. (2012). La contribución genética del África Sub Sahariana a la población de la República Dominicana según el estudio de su ADN mitocondrial. Cuadernos de Investigación Histórica, (7), 28-4 Recuperado 03/06/2021 de https://revistas.upr.edu/index.php/cih/article/download/16395/13933

[3] Cfr. Ortega y Gasset, J., & Hernández Sánchez, D. (2002). El tema de nuestro tiempo : prólogo para alemanes . Tecnos. Pág. 106

jueves, 17 de junio de 2021

La necesidad de la filosofía en la educación dominicana

 

- César Canela, MA-

 

Publicado hoy en La Información, un periódico nacional de la Rep. Dominicana

La Información. Año 105. Santiago de los Caballeros, R.D. 

No. 35355. Jueves 17 de Junio de 2021. Pág. 14

Publicado en Foro Escrito (Julio 11, 2022): 
https://foroescrito.com/2022/07/11/la-necesidad-de-ensenar-filosofia-en-la-republica-dominicana/



Un abordaje desde la tesis doctoral del Prof. Juan B. Peña

 

«Queda usted en entera libertad 

de elegir entre estas dos cosas: 

o ser filósofo o ser sonámbulo».

J. Ortega y Gasset

 


La actividad filosófica en Occidente ha sido, desde siempre, un quehacer esencialmente revolucionario y liberador, al haber sido la chispa dio inicio en innúmeras ocasiones a movimientos que provocaron los cambios importantes a lo largo de su historia, sacando a las multitudes de las oscuridades de incultura. Sin duda,  la filosofía es un proceso dinámico que nos lleva a dar el paso del pensamiento mítico al pensamiento crítico, es decir, es un camino constante que nos invita a salir de las cavernas de la ignorancia y de las supuestas verdades para entrar en contacto con la verdad racionalmente fundamentada. Ciertamente que esa salida de la caverna es un proceso que toma su tiempo porque el individuo debe ser expuesto a una serie de herramientas, a diferentes ideas y a procedimientos que le inviten a liberarse, para ver el mundo policromático que está en el exterior de la caverna. Luego, fuera de la caverna, debe ser capaz de soportar el peso del conocimiento y, con humildad, arriesgar su vida para liberar a los demás que aún están prisioneros dentro.[1]

 

A lo que nosotros llamamos como cavernas, el Dr. Juan B. Peña les llama situaciones críticas, las cuales presenta de la siguiente manera: «la falta de planificación a nivel estatal; el irrespeto de los gobiernos a la Constitución y a las leyes; los crímenes de Estado; el personalismo gubernamental; la partidocracia; y el transfuguismo político», en su magistral tesis doctoral «Influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana y su impacto en el desarrollo educativo: Propuesta para superar el estancamiento sociopolítico con una educación desde la Filosofía», aporte filosófico que, a mí juicio, es una convincente invitación a salir de ciertas cavernas para poder avanzar de manera integral como país, pues el Dr. Peña logra con creces su objetivo fundamental: «analizar la influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana, y su impacto en el desarrollo educativo».


 

Las cavernas de la ignorancia dominicana empezaron a germinar en el país desde el siglo XIX, porque se rechazó, por miedo o desconocimiento, la educación humanista hostosiana, la cual, pudo haber aportado mayor desarrollo intelectual. Peor aún, los aportes educativos de Hostos quedaron definitivamente marginados en el siglo XX por el dogmatismo religioso imperante,  instalándose una educación menos científica y menos crítica que castigaba la disidencia intelectual. Esto queda demostrado en la fundamentación histórica de  las mencionadas cavernas o situaciones críticas que el autor realiza al constatar que a lo largo de la historia dominicana, especialmente en los últimos 100 años, nuestra nación ha caído en un círculo vicioso que se consolidó con las dos intervenciones militares estadounidenses (1916-1924 y 1965), el cual, llegó a su punto máximo en la criminal Era de Trujillo, creando una cultura represiva que, con el apoyo de los EE.UU, frustró los intentos democráticos de Juan Bosch y de la Revolución de Abril de 1965, dando paso a los doce años de Balaguer que no fueron más que un trujillismo sin Trujillo. Las situaciones críticas continuaron presentes y se hicieron más evidentes en los gobiernos del PRD (1978-1986; 2000-2004), en otros gobiernos de Balaguer con el PRSC (1986-1996) y en los veinte años del PLD (1996-2000; 2004-2016).[2]  

 

Es necesario resaltar que, en todos los acontecimientos antes mencionados, gran parte de la clase dominante, en complicidad siempre con EE.UU. y sus personeros, jugó y sigue jugando un papel reprochable, con muy pocas excepciones en el escenario nacional. Esta clase de personas está presente en todos los partidos políticos ya que no es un mal propio de un grupito, sino que es un mal nacional en el que todos, activa o pasivamente, somos cómplices. 

 

De izquierda a derecha, César Canela, Juan Peña, Mons. Camilo, Ariel Martínez y Sandy Gutiérrez

La investigación del citado filósofo pone de manifiesto que la actualidad dominicana es el resultado y la reproducción de esas situaciones críticas, de las cuales, los problemas causados al sistema educativo son los más preocupantes. A modo de ilustración, el autor compara la realidad dominicana con la condena de Sísifo, un personaje de la mitología griega que fue condenado a empujar eternamente una piedra por una colina una y otra vez, mientras ésta, cada vez que llegaba a la cima, se precipitaba de nuevo hacia el pie de la colina, eternamente. Así mismo, dice el autor, ocurre con nuestro país, ya que vamos avanzando, pero nuestro mal manejo institucional nos ha llevado a repetir los mismos males frecuentemente.

 

No obstante, su análisis, como era de esperarse,  no se queda solamente en señalar los males que aquejan a nuestra Patria, sino que propone, para enfrentar las situaciones críticas, un Plan de Nación que complemente, amplifique y enriquezca integralmente la Estrategia Nacional de Desarrollo (2012-2030) que impulsó el Ministerio de Economía de la República DominicanaAunque esta estrategia es una buena iniciativa,  solo se enfoca en el desarrollo económico; pero lo que necesitamos es un desarrollo integral que dé prioridad al comportamiento social, dado que nuestro país requiere un relanzamiento ético desde un pensamiento crítico-filosófico.[3]

 

Junto con este Plan de Nación, que debe estar por encima de los partidos políticos, se propone una modificación curricular en la que haya mayor presencia de la filosofía, para así ir mitigando los efectos negativos que ha generado la irresponsabilidad política en el desarrollo de la historia dominicana. Esta propuesta está enfocada también en modificar el modo de cómo se enseña filosofía en el país, debido a que la mayor parte de la gente cree que enseñar filosofía es únicamente memorizar a los filósofos o a las corrientes filosóficas. Lo que se propone es un entrenamiento del pensamiento crítico que permita edificar el pensamiento crítico-reflexivo en pro del desarrollo de nuestro país

 

Cabe destacar que en 4to de secundaria, para la salida optativa de Humanidades y Ciencias Sociales, el Currículum Educativo Dominicano intenta promover la filosofía con el curso titulado «Filosofía Social y Pensamiento Dominicano», además de que hace hincapié en que se debe dar prioridad al pensamiento crítico. El contenido para este curso es interesante, pero se queda en la periferia al no fomentar de manera integral la importancia del pensamiento y de la actividad filosófica. Esta iniciativa curricular del Estado Dominicano es positiva en vista de que podría ser el inicio, junto con las propuestas de Juan Peña, de una presencia más activa del Pensamiento Filosófico en nuestro país. Necesitamos trabajar, desde ya, en lainstauración de un modelo educación más crítico, científico y filosófico.

 

Desde mi perspectiva, la investigación doctoral «Influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana y su impacto en el desarrollo educativo: Propuesta para superar el estancamiento sociopolítico con una educación desde la Filosofía», defendida por Juan B. Peña, es una redacción que se desarrolla de acuerdo a las etapas de la dialéctica,  la primera parte es la Tesis -Realidad Dominicana-, la segunda es la Antítesis -Análisis Filosófico de la Realidad Dominicana- y la tercera es la Síntesis -Propuestas Filosóficas para superar las situaciones críticas de la realidad Dominicana-. Los tres momentos de esta tesis son, en su forma integral, un aporte sin precedentes a la sociedad del conocimiento universal desde la República Dominicana. 

 

Los doctores que valoraron la tesis en cuestión la catalogaron como un aporte que puede ser extendido a Latinoamérica por la realidad similar de nuestros países. Además, la estimaron como una tesis atrevida y valiente, a consecuencia de que hace de la filosofía una actividad práctica que denuncia con evidencia racional los males de una sociedad y propone posibles soluciones para mitigar los males denunciados. 

 

Importante destacar que este trabajo de investigación estuvo bajo la dirección del renombrado profesor de la Universidad del País Vasco el Dr. José Ignacio Galparsoro Ruiz, quien tiene anotado en su hoja de vida numerosos aportes a la educación de Latinoamérica. En República Dominicana ha dirigido varias tesis doctorales, entre las que destaca la del Dr. José Mármol, vicepresidente ejecutivo de Relaciones Públicas y Comunicaciones del Grupo Popular. 

 

Finalmente, me queda la enseñanza, una vez más, de que el desarrollo de los pueblos se inicia, se escribe, se mantiene y se proyecta con la educación, desde la educación y a través de la educación, y no cualquier educación, sino una educación que fomente el pensamiento crítico, científico, libre y filosófico.

 

¡Que la filosofía les acompañe! Un abrazo.



[1]Cfr. Platón, Quintás, G., Fernández-Galiano, M., & Pabón, J. M. (1990). La república. Libro VII. Universitat de València. Pags. 23-26

[2] Cfr. Peña Soriano, J. B. (2021). Op. Cit

[3] Ibíd.

jueves, 3 de junio de 2021

El opio de los pueblos

 

- César Canela, MA-

 

Publicado en Ecos del Yuna Periódico Local de Bonao, Rep. Dominicana. Abril, 2021

Publicado en Foro Escrito (Junio 17, 2022): 


«Así pues, en el fondo, ninguna 

religión es falsa. Todas son 

verdaderas a su modo, 

y todas responden, aunque de 

formas distintas, a condiciones 

dadas de la existencia humana».

-Émile Durkheim

 

En el mundo actual, en los espacios donde predomina una visión materialista de la realidad, es común que mucha gente asuma o diga que la fe religosa es contraria la razón y que las personas que siguen ciertos parámetros religiosos son ignorantes, míopes de la realidad que no se han dado cuenta de que los dioses son una invención del ser humano. Además de lo mencionado surgen escenarios para combatir los males y los bienes de la religión en donde “sabios” e “intelectuales” exponen sus ideas que van cargadas de una “superioridad” moral e intelectual proponiendo la destrucción o superación de la religión en una predicación dogmática quasi mística en donde defienden el surgimiento de un mundo nuevo -sin religión-, gobernado por la razón, donde ya no existirán los males de la ignorancia que tiende a la religión.


En otro orden,  ciertos grupos sectarios de la religión rechazan todo lo que está fuera de su texto y se atreven a negar verdades científicamente comprobadas y/o racionalmente fundamentadas. Su subcultura anticientífica e irracional representa un problema para el Estado de derecho y para el avance científico, raciovitalista del individo y la sociedad. Su “superioridad” moral y su magnificación exagerada de su texto sagrado[1] les impide hacer una lectura holística de la realidad. Aunque en el fondo persiguen el bien, en la práctica, sus fanáticos son instrumentos de discriminación-inquisidora que andan por la vida dictando las normas que deben asumir los demás.

 

Además también, resulta interesante, incluso sociológicamente estudiable, que muchos no creyentes se conviertan, precisamente, en lo que juraron destruir: fanáticos de creencias. Dejan de preguntarse o cuestionarse sus ideas y estas ocupan el lugar de las creencias religiosas. Aunque su fanatismo va en otra vía porque dogmatizan sus postulados  hasta llegar a una masturbación de ideas que les producen un orgasmo mental cuasi del mismo tipo del que experimentan, en su éxtasis, los fanáticos religiosos. En ese sentido, no hay diferencia entre el religioso fundamentalista y no areligioso-ateista-materialista.[2] Sus actitudes son, en la misma medida una reducción de la realidad. El primero entiende que lo único valioso es el más allá e ignora -consciente o inconscientemente- la realidad del más aquí (del mundo) y vive mentalmente opiado con el más allá, ignorando los sucesos históricos, siendo obstáculo para desarrollo de su comunidad[3]; mientras que el segundo hace una negación de lo metafísico, con una mentalidad intrascedente, negando de forma absoluta toda reflexión que invite a mirar al más allá, son fanáticos del más aquí y viven igualmente drogados con la idea de que realidad es materia y lo único absolutamente necesario es una reflexión sobre las cosas que son tangibles. 

 

La fe religiosa y el ateismo en sus dimensiones extremas pueden ser modos de drogadicción y miopía intelectual porque siempre hay un grupo de devotos que siguen sus ideas sin preguntarse sobre ellas, aceptándolas simplemente porque le parecen atractivas y porque están de acuerdo con su comosvisión. 

 

Desde mi limitada visión de la “realidad” considero que el ateismo-materialista, como tampoco la religión por sí solos son capaces de dar respuestas contundentes a la realidad humana. Si la religión fuera capaz de responder a Todo, hace tiempo que hubiéramos solucionado los problemas del mundo, lo mismo que si el materialismo hubiera sido capaz de comprender de forma holística la realidad ya hubiera desaparecido la religión en el siglo a finales del XIX o durante el siglo XX. 

 

Entonces, no es de sorprender que sea imposible la anulación de la religión y de las ciencias porque el ser

humano es, a la vez, de forma integral e inseparable, homo sapiens y homo religious.[4] Según Durkeim no hay un instante radical ni lugar específico en que hayan inciado las religiones[5], es decir, que el fenómeno religioso ha estado presente en la vida del ser humano desde el “mismo momento” que la razón empieza a operar en su ser, es decir, desde que es humano. La vida humana es una realidad radical[6] en donde converge la identidad humana que está compuesta por el yo y las circunstancias. 


La religión, entre otras cosas, es parte de las circunstancias y de la realidad radical de la vida. De ese mismo modo forman parte las ideas y las creencias; las primeras son aquellas que están muy relacionadas con persecusión de la verdad[7] y  rechazo de lo falso; mientras que las segundas -las creencias- son aquellas convicciones en las que se está. Esas creencias podrían ser religiosas o de cualquier tipo. Estás no se cuestionan, se asumen. Además, es bueno decir que esas creencias podrían sustituirse por otras luego de un proceso dubitativo. 

 

Que la religión sea parte de la vida, implica que el ser humano se ve obligado a reflexionar-filosofar sobre aquellas cuestiones trascendentales; de ese mismo modo, también está llamado a meditar-filosofar sobre las cosas materiales.

 

Quiere decir que “la razón también es también fe religiosa[8]. La religión no es sinónimo de irracionalidad. Si la fe religiosa fuera irracional, no hubiera textos místicos que aportan a la literatura y a la moral universal. La teología es, el más amplio sentido, un acto de profunda razón y humanidad.  En consecuencia, insisto, la razón no solo se ocupa de las cosas materiales sino de las cuestiones trascendentales. 

 

Entorno a lo mencionado podríamos preguntarnos: ¿Qué diferencia existe entre la construcción racional de la dialéctica, el racionalismo, la fenomenología u otras teorías racional con la construcción racional de la religión? Es probable que encontremos más parecidos de diferencias. Se pude hacer un cuadro sinóptico comparativo con las ideas del cristianismo, el kantismo, el positivismo, el marxismo, la hermenéuca nietzscheniana y encontraremos parecidos conceptuales sumamente interesantes.[9] Lógicamente que las semejanzas encontradas irán a la dirección correspondiente a cada corriente. Toda construcción lógica -real o no- es un acto de la razón. Tiene su valor. 

 

En definitiva, es lógico que las personas, por razones diversas se sientan atraídas por un modo de pensar desde la religión -lo trascendente- o desde el materialismo -lo inmanente-, eso es parte de la diversidad. El problema racional empieza cuando se pretende descartar una y otra fundamentandose en falacias lógicas. El dogmatismo, en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea desde el materialismo o desde la religión es igual de dañino para el intelecto porque reduce al ser humano a algo que no es. 


¡Que la filosofía te acompañe! 


Hasta la próxima.


REFERENCIAS

[1] Aquí puede aplicar cualquier idea no escrita que pretenda que impida el diálogo con los demás por pretenderse absoluta.

[2] Es difícil encontrar una terminología que enmarque lo que quiero decir porque ser ateo no es sinónimo de ser arreligioso y ser arreligioso no es idéntico a ser ateo ni ambas cosas implican que se sea materialista. Resulta complicado eso pero intento explicar mis ideas a partir de esta hibridación de tres términos.

[3] K. Marx dice que “la religión es el opio de los pueblos”. Cfr. Marx, K. (2014). Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Valencia: Pre-Textos.

[4] Una idea de este tipo bien elaborada se encuentra en la filosofía de Karen Armstrong. Cfr. Armstrong, K. (1995). Historia de Dios. Paidós.

[5] Cfr. Durkheim, E. (1982). Las formas elementales de la vida religiosa(Vol. 38). Ediciones Akal. La frase que aparece al inicio de esta publicación puede encontrarse en este texto.

[6] Pensamiento raciovitalista fundado por J. Ortega y Gasset en su tercera etapa filosófica que abarca desde 1924 hasta 1955 según J. Ferrater Mora. Cfr. Ferrater Mora, J. (1958). La filosofía de Ortega y Gasset. Traducción de María Raquel Bengolea. Editorial SUR, SRL Buenos. Aires. Cfr. Ortega y Gasset, J., Gomá Lanzón, J., & Lasaga Medina, J. (2011). Meditaciones del Quiojte (pp. 1-87). Editorial Gredos.

[7] La verdad en el pensamiento orteguiano se construye desde el perspectivismo que no es lo mismo que el relativismo. Esto significa que se deben tomar todas las perspectivas para construir la verdad deseada. 

[8] Cfr. Gasset, J. O. Y. (1970). Historia como sistema. Revista de occidente.

[9] J. Ortega y Gasset al final su extenso análisis en La historia como sistema hace unos comentarios bien atinados en torno a la racionalidad y al sentido que tienen la fe religiosa en la intelectualidad humana. Es un comentario al margen, el cual, podría interpretarse que la religión es parte de la historia sistemática de la vida humana. Cfr. Ibid.

 

miércoles, 24 de marzo de 2021

Mi versión de los hechos: abortistas-causalistas Vs. providas-concepcionalistas

- César Canela, MA-

«Venceréis, pero 

no convenceréis. 

Venceréis porque 

tenéis sobrada 

fuerza bruta». 

M. Unamuno

La existencia es fluida, cambiante y circunstancial (无为 - Πάντα ῥεῖ). «No hay nada tan malo que no tenga nada bueno ni nada tan bueno que no tenga nada malo», idea del gran Lao Tse en el Dào Dé Jīng. 

Aunque todos tenemos ideas y creencias que consolidan nuestro modo de comprender nuestra vida (yo-yo-circunstancia), pienso que el filósofo, o el que se precie como tal, debe estar siempre alerta, en crítica constante de sí mismo y de lo exterior, para evitar caer en proselitismo y dogmatismo (dogmatismo hay en todos los lados donde se asuma idea sin criticarlas). 

Pienso que es necesario mirar en perspectiva los planteamientos de los provida y de los causalistas (proaborto) porque corrientes de pensamiento tienen algo que decir, Ambas partes de una conceptualización del Bien y ambas predican perseguir un “bien supremo”.


Evidentemente, no me refiero a la lectura primaria del hecho que contrapone a dos grupos ante un conflicto práctico que no encontrará su solución, ni ahora ni más tarde, mientras estén contrapuestas. 


Lo peor de todo es que ambos grupos quieren obligar a que uno tome partido de forma irracional y definitiva sobre sus convicciones. Parece ser, que solo es válido quien acepta sin cuestionar lo que presentan. (Considero ser innecesario en esos grupos por qué, de mi parte, creo que los dos tienen suficientes acólitos, fanáticos, algunos intelectuales serios, gente pensante y uno que otro seguidor que no tiene la mínima idea del alcance de lo que se está defendiendo o condenando). 


Me refiero a lo que está «más allá», a la conceptualización interpretación del bien, a la presentación de una visión del mundo que responde a intereses políticos, económicos, sociales y otras motivaciones diferentes. Me refiero al peligro que representa la radicalización de ideas y a la negación cerrada y definitiva en «sus verdades». No existe la intención, de por lo menos, un diálogo -no un debate- desde la BIOÉTICA. 


Al final, una de las dos vertientes se impondrá sobre la otra, por razones políticas más que por razones bioéticas, como es común en todas las ideas enfrentadas.


Finalmente, reafirmo que la realidad no solo son dos polos contrapuestos, la realidad es dinámica y tiene matices. Las circunstancias demostraron en qué casos una cosa u otra responde a la realidad.


Es fácil ubicarse en un extremo del polo, lo difícil es intentar hacer ecléctica, buscar el punto medio y ofrecer una solución que se integradora. Como esto no es fácil porque implica un análisis más profundo algunos prefieren decir que no existe el punto medio. 


Aunque parezca que es un esfuerzo utópico por la gravedad de las circunstancias y polarizsción de la realidad, estoy profundamente analizando las propuestas de ambas vertientes y sus consecuencias positivas y negativas. 

Hasta ahora, hasta que se demuestre lo contrario, hasta que mi razón me lo impida, esta es mi postura en relación a estas posiciones. 


Salamanca, 23-III- MMXXI, 22.37 horas, César Canela. 



Notas por si son necesarias:

- Me inscribo en la corriente filosófica del ranciovitalismo. 

- Me atraen las ideas del «Panta Rhei» y el «Wu Wei» para analizar la ontología social.

- Téngase mucho cuidado al querer tirarme de «relativista», me inscribo en el «perspectivismo», que no es lo mismo, sino un intento de encontrar la «verdad» a partir de las perspectivas racionalmente establecidas con criterio epistemológico.

- Las creencias son aquellas cosas de las que se vive, en las que se está, los fundamentos y las posturas que organizan todo el quehacer. Esta no se limita al ámbito religioso sino a todo el espectro de la vida.  (Cfr. Ortega y Gasset). 

- Las ideas son aquellas cosas que asumimos, por las que nos preguntamos si son falsas o verdaderas, si su convencimiento es lo suficientemente profundo podrían convertirse en creencias. (Cfr. Ortega y Gasset). 

#CesarCanela