viernes, 19 de enero de 2018

La apología de la muerte

-César Canela, Mag-


“Nadie escapa de la muerte 
aunque pase su existencia 
sin pensar en ella” 
-Pepe Rodríguez 
(Libro: Morir es nada)


Cementerio de Caracol en Bonao, República Dominica.
Foto tomanda por Jc Taveras
Lo desconocido tiende a producir en el ser humano una ansiedad irreconciliable con la realidad, aunque también despierta el interés de investigación en algunas personas. Dentro del marco de lo desconocido o poco explorado podemos enmarcar a la muerte. Ella produce en la mayoría de las personas una incomodidad inexplicable. No es una tarea fácil para el hombre y la mujer encontrarse con la realidad de que sus días están contados y que todo lo que ha trabajado puede terminar en un abrir y cerrar de ojos. Ni los vínculos del amor soportan la realidad de la muerte, el texto matrimonial reza: hasta que la muerte los separe. Nada se resiste a la muerte, ella es el destino de todos los seres del universo.

Aún en estas situaciones este artículo pretende ser una apología de la muerte, cosa que muchos han querido y que pocos se han atrevido. Dentro del espíritu filosófico se pretende únicamente ser un aporte más para que el ser humano aprenda a encarar con valentía los acontecimientos obligatorios y necesarios de la existencia. Es bueno dejar claro que este artículo se refiere a la muerte como cesación de la vida.

Con mucha frecuencia la gente tiende a huir del tema de la muerte porque temen encarar el grave significado que tiene la temporalidad de la vida. Han puesto a la muerte en el peor de los niveles. Humanamente hablando es normal que a todos afecte la muerte propia, pero no tanto como afecta la muerte de una persona amada y que ha marcado positivamente la vida personal. Nadie puede evitar que la muerte afecte sus sentimientos, lo que sí se puede modificar es la percepción que se tiene de ésta, lo que se puede lograr es tener una comprensión más realista de ésta, para recibirla con ciertos niveles de objetividad que pueden dar tranquilidad a la vida propia.

Como no se puede evitar la muerte -qué bueno que así sea- es importante que se haga una justa defensa de ésta para darle el valor que ella tiene en la existencia de todos los seres, especialmente en la vida del ser humano. Hay que iniciar con la superación de los innumerables prejuicios que tenemos, empecemos a ver la muerte como el destino natural; no es fácil hacerlo pero el ejercicio mental y filosófico puede ayudar a iniciar ésta difícil tarea. La falta de reflexión sobre la muerte es desconcertante porque produce impaciencia, miedo y ansiedad.

Alejarse de la reflexión sobre la muerte es una deshumanización, es una ilusión, es huir del destino necesario. En los últimos años las personas viven vacías de plenitud vital porque tienen a la muerte como algo lejano. La lejanía de la muerte les lleva a hacer todas las cosas sin detenerse a reflexionar sobre la importancia de la vida. Un ejemplo del justo valor de la muerte en la vida es que cuando una persona se entera que le quedan pocos años de vida o cuando está gravemente enferma empieza a reflexionar sobre lo que ha hecho y sobre sus omisiones. Una forma de canalizar la necesidad de reflexión es el acercamiento a la religión o a la filosofía para aprovechar los pocos días que quedan de vida. La muerte es la necesidad por la que muchos inician su tarea filosófica.

Entrada del Cementario de Caracol en Bonao, Rep. Dominicana
Foto tomanda por Jc Taveras
La muerte es lo que le da sentido y plenitud a la vida. Una vida sin muerte sería un eterno sufrimiento porque la vida se convierte en proceso monótono y sin fin. En este mundo en el que vivimos la vida sin muerte sería la materialización de la condena que los dioses de la mitología griega hicieron Sísifo, es decir, cargar un peñasco para siempre, hacer las mismas eternamente. Esta vida sin fin a la que muchos aspiran en el mundo sin detenerse a reflexionar, sería una contradicción biológica porque la evolución necesita de la muerte para perfeccionarse en el tiempo. En otras palabras: “si no existiese la muerte, la vida se resolvería en un terrible hastío; todo resultaría indiferente, porque todo sería arbitrario, recuperable y diferible ad infinitum*”[1]

Dijo una vez Walter A. Kaufmann, filósofo germano-americano: “se vive más acertadamente cuando se ha fijado una cita con la muerte.”[2] Aunque estas palabras expresan una verdad ineludible podrían resultar algo difíciles de asimilar para algunas personas. Es bueno aclarar que reflexionar sobre la muerte no es despreciar la vida; al contrario es darle a la vida justo sentido desde una perspectiva integral. Aceptar la muerte no significa hacerse indiferente al dolor, sino que impulsa a una libre comprensión de la importancia y la necesidad de este acontecimiento con mayor madurez emocional e intelectual.

La reflexión sobre este concepto lleva al ser humano a replantear sus hábitos, también le lleva a organizar su forma de vivir, a potencializar el tiempo porque se llega a la sana compresión de que el tiempo es limitado para lograr las metas que se sienten programadas. El hombre y la mujer deben vivir plenamente, esperando pacientemente y sin reservas este justo destino de la existencia: la muerte.

En definitiva, valoremos y vivamos a plenitud cada segundo de nuestra vida, sin desperdiciar ningún minuto en el ejercicio de la bondad. Tampoco perdamos de vista que somos seres temporales y que algún día nuestra vida conocerá su fin. Miremos la muerte no como algo caótico, sino como un punto de referencia para valorar con más intensidad cada minuto que nos toque en el camino de la vida. Se deja abierta la reflexión con la siguiente interrogante: ¿Por qué aferrarse a educar en el temor de la muerte si este es el destino necesario y obligatorio de todo ser viviente?

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.
____________________________
Referencias.
*Ad infinitum: expresión latina que suele significa “hasta el infinito”. Suele referirse a cosas que deben hacerse repetitivamente sin reflexionar y sin fin.
[1] El Problema de la muerte. Recuperado 15 de enero de 2018. http://www.mercaba.org/FICHAS/ESCATO/652-12.htm
[2] Ibidem.

domingo, 31 de diciembre de 2017

Educación y política

- César Canela, Mg. -

Publicado en Prensa de Ahora:
Canela, C. (Diciembre, 2015). Educación y Política; amigas o enemigas.
Periódico Local Prensa de Ahora. Bonao. Pág. 18
"Eduquen a los niños y
 no será necesario castigar
a los hombres".
-Pitágoras

A lo largo de la historia han surgido muchas opiniones sobre educación y política. Muchos las han abordado desde perspectivas totalmente diferentes, como dos cosas que no tienen relación. Diciendo que la educación y la política son como el agua y el aceite; por consiguiente, afirmando que los actores del quehacer educativo deben hacerse ajenos a las circunstancias políticas de su territorio.

Para profundizar, nos permitimos iniciar definiendo brevemente cada concepto de manera individual. “La política es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por mujeres y hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al Bien Común”(1).  Es decir, la política es la ciencia que se encarga del funcionamiento correcto y eficaz de los estados. Tiene como finalidad suprema la defensa de los derechos humanos y el bienestar de todos los ciudadanos, garantizando la igualdad de oportunidades, promoviendo un ambiente equitativo. No se debe entender como política las acciones fraudulentas y corruptas que muchos hombres y mujeres realizan a diario con la única finalidad de conseguir el poder personal, olvidando la dignidad del pueblo.

En otro orden, la educación, queda definida como “el proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes”(2). La educación constituye el espíritu de la sociedad, es decir, es imposible que haya sociedad sin educación, porque a través de ella las personas pueden alcanzar el perfeccionamiento intelectual, humano, político, también el progreso económico y cultural. La educación es más que las simples estructuras físicas que se han diseñado, es la voluntad y la acción de enseñar. 

La educación, en sus enseñanzas persigue, como la política, el bien común, porque pretende poner a todas las personas en igualdad de oportunidades. La formación, la educación es para todos. De tal forma que, la educación es una práctica política, disciplinaria, la cual obliga a poner la mirada en las reglas que rigen el juego de la vida, facilitando la visualización de acontecimientos y de los procesos que antes no eran visibles por la miopía de la ignorancia. 

La educación permite el replanteamiento social, motiva la discusión de las ideas establecidas y la introducción de ideas novedosas que perfeccionen la vida común. Por consiguiente, el docente es un actor político importante porque es el responsable de transmitir las ideas fuertes para mantener el sistema político actual o promover la evolución a un sistema más justo y humano. También los alumnos son entes políticos activos porque son los receptores del conocimiento. Tanto el docente como el alumno deben trabajar en un pensamiento crítico que les permita conocer la realidad para hacer propuestas contundentes en el desarrollo de su nación. 

Partiendo de las ideas planteadas, la política y la educación son dos realidades que guardan una estrecha relación porque la política necesita de la educación para mejorar en aspectos como en su estructura, desarrollo y resultados.  Sin embargo, la educación necesita de la política para alcanzar sus metas, tanto en lo material como en lo cultural. La educación es la forma principal de política porque esta diseña a los estados.

A través de la educación el pueblo puede conocer y mejorar su historia, puede mejorar su nivel de vida en la sociedad, desde los aspectos espirituales y económicos. Pero para poder aplicarse la educación de forma adecuada, se necesita una política específica para alcanzar la calidad y la plena organización.

Para la política poder subsistir necesita de la educación, porque ésta forma a la población para que respete, elija y fortalezca al poder constituido. La educación es la vía necesaria para conquistar una política efectiva en la sociedad, para conseguir el bien común nacional. Del mismo modo que la política necesita de la educación, de esa misma manera, necesita la educación de la política; porque educación sin política, sería como metal que resuena, como campana sin campanario. 

Es importante saber que en una sociedad en donde la política es lo peor que existe,  a consecuencia de eso, esta relación entre educación y política se convierte en algo caótico y complicado. Es imposible alcanzar la educación deseada cuando la política está corrompida y los organismos que tienen el poder no están interesados en alcanzar la educación deseada y necesaria. La educación se convierte en una lucha constante y sólo aquellos que son capaces de liberarse de la oscuridad de la ignorancia pueden, a través de una educación personal, trabajar para construir una mejor práctica de la política.

En definitiva, hablar de educación y política es como hablar de alma y cuerpo en el pensamiento de un sabio filósofo llamado Aristóteles, es decir, un hilemorfismo. Si muere la educación, muere la política; si muere la política, muere la educación. En otras palabras, cuando la política es justa la educación avanza, cuando la política es corrupta la educación retrocede; cuando la educación es superficial la política se corrompe, cuando la educación no es humanista la política es irrespetuosa.

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.

Referencias.
[1] Política. Wikipedia. Enciclopedia Libre. http://es.wikipedia.org/wiki/Pol%C3%ADtica
[2] Educación. Wikipedia. Enciclopedia Libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Portal:Educaci%C3%B3n/Art%C3%ADculo

jueves, 30 de noviembre de 2017

Un breve recorrido

- César Canela, Mag. - 



"No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las 
decisiones es la mejor, porque no existe 
comparación alguna. El hombre lo vive todo 
a la primera y sin preparación."  -Milan Kundera


Mi historia inició el 30 de noviembre del año 1989, al menos eso me contaron y yo lo creí sin dudas. Siempre he sido una persona sumamente inquieta y dispuesta a conocer más allá hasta las últimas consecuencias. Tuve una infancia como todos los niños, aunque debo decir que la mía, a pesar de las precariedades propias de aquella época, fue una etapa significativamente hermosa en donde sentí el cariño familiar y el cálido amor de la gente cercana.

Mi adolescencia fue sumamente especial, inicié mis estudios de inglés, conocí a mis mejores amigos -los que todavía conservo-, entré al seminario católico, me mudé de ciudad dos veces e inicié mi pasión por la música a través de la flauta dulce y del acercamiento a la guitarra. Tuve el privilegio de salir estudiante con índice por encima de 90 puntos (me sorprendí al saberlo) del Colegio Inmaculada Concepción, un prestigioso colegio de La Vega, RD.

En lo adelante, fui un joven universitario como todos, con un deseo inmenso de crecer y de desarrollarme en el ámbito intelectual. Tuve acercamiento a varios autores clásicos como Aristóteles, Platón, Epicuro, Parménides, Heráclito (entre otros) y se fue constituyendo mi pensamiento filosófico sobre la realidad de la vida. Luego de un largo proceso de pensamiento -seis años para ser exacto-, decidí retirarme del seminario y hacer mi vida como un académico. Terminé mi carrera de filosofía en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, alcanzando, en 2012, el honor de Summa Cum Laude, la más alta condecoración dada en las carreras de grado, ese día me sentí feliz y me sentí agradecido.

Más tarde, en mi joven adultez conocí al amor de mi vida e inicié mi vida laboral como profesor en el Colegio Juan Pablo Duarte, un colegio que lleva 50 años de vida académica ininterrumpida en la ciudad de Bonao, para mí un privilegio iniciar a los 22 años mi vida docente.  Al transcurrir el tiempo, al ver que la carrera docente es aquello que me hace feliz, decidí hacer Maestría en Ciencias de la Educación en la Universidad Abierta Para Adultos, la cual concluí en el año 2017 donde obtuve una placa de condecoración como el más destacado entre los eminentes magísteres y especialistas de la universidad en esa graduación. He recibido varios reconocimientos y condecoraciones por el trabajo con los jóvenes a través de la Pastoral Juvenil y de otras organizaciones sociales juveniles.

He descubierto a lo largo del tiempo que una de las cosas que más disfruto es mi participación en el Programa de La Voz del Obispo TV-Radio, del cual, desde los 24 años, soy el Director General. Me siento parte importante de ese espacio, en primer lugar porque tengo la asistencia sabia de un mentor, amigo y obispo y también de la compañía de jóvenes preparados en el ámbito de la televisión. He tenido el privilegio de conocer tres países: Estados Unidos, Polonia y Alemania. La cultura que más me ha impresionado ha sido la polaca, espero en algún tiempo no muy lejano visitar Polonia otra vez.

Luego de reflexionar en estos 28 años de vida sobre esas cosas que he enumerado, puedo decir que no me siento superior ni inferior por lo poco que logrado, me siento como muchos otros, un joven con deseos de trabajar y de construir cada día una sociedad mejor. Entiendo que las condecoraciones y las cosas humanas se quedan en este mundo y que lo más importante es enriquecer el alma con la reflexión filosófica constante y el espíritu con la meditación religiosa. Siento un fuerte compromiso con la sociedad, inspirado en la frase de Ortega: "yo soy yo y mi circunstancia, y si no salvo a ella no me salvo yo"; estoy dispuesto a construir cada día una sociedad mejor, desde mi espacio, cuando nací encontré un mundo y quiero que cuando muera pueda dejar un pequeño legado en el corazón de aquellos que me hayan conocido.

Finalmente, aunque soy joven no veo la muerte algo distante, sino como algo cercano, propio de todos aquellos que vivimos, a pesar de la posibilidad de la muerte espero terminar mis días en la vejez, con piel arrugada y sufriendo pacientemente las postrimerías de la existencia terrenal. La vida, aunque hermosa, es muy corta.

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

¿Qué es la vida?

-César Canela, Mag.-


"Hace falta toda una 
vida para aprender
a vivir." -Séneca


Es una pregunta que muchos de nosotros nos hemos hecho y que nos seguiremos haciendo a lo largo de nuestro caminar por este mundo. En esta ocasión, nos proponemos reflexionar sobre el significado y la definición de la vida, no pretendemos dar una definición absoluta y única, sino aportar dentro de la infinidad de definiciones que otros le han dado en el ámbito filosófico, científico y religioso. Pretendemos invitar al lector a reflexionar y a profundizar desde la perspectiva filosófica sobre el significado de la vida. 

En primer lugar, la RAE define el concepto “vida” como “energía de los seres orgánicos”. Esta es una definición, en cierto modo, coherente con la concepción que casi todas las personas tienen de la vida, porque la mayoría de las ellas -las personas- reduce la condición vital a simples procesos físicos-químicos del cuerpo, al mismo tiempo entienden que la cesación de la vida ocurre cuando estos procesos terminan su curso de manera natural.

Es importante también tomar en cuenta el termino “existir (existencia)”, el cual, es definido de igual modo por la RAE como “tener vida”, “haber, hallarse, estar”. Lo que claramente nos lleva a una reflexión inmediata: el existir, aunque está relacionado a la vida y aun algunos lo definan como algo idéntico a la vida, es distinto a ésta. Vida y existencia no son la misma cosa a pesar de que la ambigüedad de la lengua las confunda. Existir es el mero acto de estar en un lugar, no implica consciencia, no involucra a la realidad de la vida. Si nos preguntaran si existe la roca, nos apresuraríamos a responder afirmativo sin vacilación. Llegamos a responder esa pregunta de esta manera  porque, inmediatamente, nuestro cerebro asocia a las cosas inertes con la existencia.

Quiere decir que muchos “seres”, ya sean cosas, animales o vegetales aunque participan del proceso físico-químico llamado vida, su condición es netamente existencial. Los animales, las cosas y las plantas, sólo existen, están en un lugar, tienen un espacio que se les es dado; mientras que la persona es el único ser que puede alcanzar la condición de vida (vivir), la condición de hacer que su espacio sea resultado de su resignación y de su libertad, no la consecuencia de su aparición en la existencia. La resignación se da cuando el ser humano debe aceptar lo que no puede cambiar, como su fecha de nacimiento, su familia, su color de piel, su circunstancia; sin embargo, la libertad se muestra cuando la persona va construyendo todo aquello que puede ser modificado en su realidad circundante, como su intelecto, sus costumbres y su forma de comportarse... La vida es mucho más que las simples acciones laborales que realizamos, la vida es mucho más que interpretaciones sensitivas, la vida es algo sublime, es una realidad personal, irrepetible, única e intransferible.

La vida –según Ortega y Gasset- trasciende la naturaleza, porque ésta no es sólo la satisfacción de las necesidades fisiológicas sino el alcance de los proyectos humanos. La vida se da en la persona individual, en una realidad radical, es decir, no se debe hablar de una vida en general porque cada quien disfruta y sufre la suya. La vida no es estática, sino que es desarrollo, superación, crecimiento. La vida es el lugar donde cada persona actúa según el proyecto de vital asumido. En su carácter personal e individual, la vida es el arte supremo porque hay que saber llorar ante el dolor, saber reír en las fiestas, saber desdeñar lo dañino, saber relacionarse con las demás personas. El mismo Ortega y Gasset, refiriéndose a la vida dijo: “yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”

La vida es una realidad que, aunque absolutamente individual, no fue dada para ser vivida en el egoísmo, sino para que la persona se responsabilice de su propio hacerse sin olvidar la dignidad de las demás personas cultivando un profundo espíritu filosófico. También Ortega y Gasset dijo una vez: “mientras más lo pienso, más evidente me parece que la vida existe simplemente para ser vivida”, esto nos lleva a la necesaria reflexión de reafirmar que la vida es un hecho meramente humano porque el vivir es el resultado de unas convicciones racionales, de un impulso consciente y del ejercicio pleno de la libertad.

En definitiva, la vida es un acto que sólo puede ser ejercido por la persona porque vivir es más que el simple hecho que existir. Conocer que es la vida, ayuda a la persona valorar su circunstancia y a evitar que su caminar por el mundo haya sido en vano.

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

La fe y la política

-César Canela, Mag.-

Publicado en Prensa de Ahora:
Canela, C. (Enero 2016). Fe y política ¿contradictorias? 
Periódico Local Prensa de Ahora. Bonao. Pág. 14

"La unión de la ciencia 
y la religión está en 
el infinito que aún
desconocemos"
- Abel Pérez Rojas.


Es conocido que muchos se atreven a sostener la tesis de que la fe y la política son contradictorias. También arguyen que las personas de fe deben alejarse de la política y que los políticos no son personas de fe. 

Me atrevo a decir que quieres afirman que la fe y la política son contradictorias, a lo mejor, no han observado que muchos cambios de la historia han ocurrido gracias a la participación de personas de fe auténtica en la políticaPresentaremos varios ejemplos de personas que desde la fe han aportado en la política:

Un primer ejemplo es Jesús de Narazret, quien nunca tuvo miradas diferentes para la gente. Entendía que la igualdad en derecho es el elemento supremo frente a una sociedad opresora y esclavista. Jesús nunca se hizo ajeno del mundo al que pertenecía, sus predicaciones proponían un sistema de vida llamado el Reino de Dios, predicaba el amor, la práctica del amor, sanaba a los enfermos, a los endemoniados, acogía a las mujeres y las demás personas discriminadas de esa sociedad. Decía que el la práctica del bien es la materialización del Reino de Dios en la tierra, una forma de gobierno espiritual. El Reino de Dios inicia en la tierra, en donde los hombres y las mujeres luchan cada día por dignificar su vida y la de los demás.

Otro ejemplo, más reciente y más cercano, de la relación  entre la fe y la política, fue el discurso que Fray Antón de Montesino pronunció en año 1511 en La Española -hoy Santo Domingo-, en donde él, se atrevía a enfrentar la maldad de los colonizadores, quienes exterminaban la vida de los pobres indios. El acto de Fray Antón de Montesino se puede considerar, según el momento histórico, como la primera lucha de los derechos humanos que tuvo escenario en el continente americano colonizado. Este humilde fraile, era un sacerdote dominico que celebraba cada día la misa; su fe le impulsó a reclamar la dignidad de los indígenas, en contra del poderío de los abusos de la “madre patria”.

c. Más adelante, cuando los países de América iniciaron la justa revolución para conseguir su independencia, varios sacerdotes -especialmente católicos-, en algunos países, tuvieron una participación muy importante en el destino de estos pueblos. En el caso de México, donde el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, acompañado de aborígenes y mestizos proclamó la independencia de ese país el 16 de septiembre de 1810. Como dicha proclamación no tuvo mucho alcance, más adelante, el también sacerdote José María Morelos organizó un ejército y proclamó nuevamente la independencia de México en 1813 y un año después presentó la Constitución, hasta que fue fusilado por traidores. Es admirable, como esos hombres de fe tomaron partido en la lucha de la independencia de ese país, hasta el punto de sacrificar sus vidas fue un acto heroico que la historia debe reconocerles.

Su Santidad el Papa León XIII, en sus documentos, sobre todo aquellos que están destinados a la Doctrina Social de la Iglesia, propugna por una iglesia que se acerque a los pobres, que se acerque a las personas. También insta a los fieles laicos del catolicismo a involucrarse en la política para construir una sociedad mejor.  También Su santidad el Papa Paulo VI no tuvo que negar de su investidura, ni tuvo que dejar su fe, para reconocer que la democracia cristiana era una gran necesidad para el mundo de su época.

En otro orden, también el patricio Juan Pablo Duarte, siendo un hombre de fe, definió la República Dominicana como un estado de fuertes raíces cristianas-católicas. Duarte, inició el Juramento Independentista, mejor conocido como Juramento Trinitario, diciendo: “En nombre de la Santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios, juro y prometo…”, proponiendo como lema las palabras de Dios, Patria y Libertad. Duarte, para convertirse en el gran patriota e ideólogo de la Independencia Dominicana, no tuvo que negar su fe, no tuvo que separarse de las filas de los hombres que cultivan la espiritualidad; fue un hombre coherente en todas las etapas de su vida.

También, otro caso, en esta tierra, fue el de Monseñor Francisco Panal Ramírez, obispo de la Diócesis de La Vega -Rep. Dom- entre los años de la férrea dictadura trujillista, quién hizo fuertes denuncias de las malas acciones políticas que llevaba el gobierno trujillista, con la finalidad de construir un país más justo, en donde todas las personas tengan, esencialmente, el derecho a la vida, el derecho a la asociación, el derecho a la libertad de tránsito y el derecho a elegir a sus gobernantes. Igual de admirable, fue también Mons. Thomas F. O’Reilly quien también se puso del lado del pueblo, denunciando las malas acciones de la política dominicana.

En Estados Unidos, el célebre héroe social, Martin Luther King, pastor evangélico, salió a las calles, en varias ocasiones, junto con otros hombres y mujeres de color para defender su dignidad de seres humanos, para defender su identidad y para que sean respetados sus derechos, para que no sean discriminados por su color de piel. También participó en protestas en contra de la Guerra de Vietnam y en manifestaciones en contra de la pobreza de las personas. Nunca usó la violencia física ni psicológica en sus actividades, lo cual le permitió recibir el Premio Nobel de La Paz en 1964.

En Asia, el Padre de la Patria de la India, Mahatma Gandhi, un ser humano de una extraordinaria espiritualidad, quién era un fiel seguidor de la religión hinduista. Gandhi, empezó a reflexionar sobre la realidad de su país, lo que le impulsó a sumarse a la lucha nacionalista y ha convertirse en un gran revolucionario que promovía la lucha pacífica, rechazando cualquier acto de violencia que pusiera en peligro la vida de algún ser humano. Fue nominado cinco veces al Premio Nobel de La Paz. Gandhi, se valió de sus conocimientos académicos de derecho para defender a la India de los abusos que hacía el Imperio Británico en territorio de la India. Gandhi, nunca dejó de ser un gran hinduista, al contrario, era un referente de fe firme en sus convicciones religiosas.

Estos personajes nos iluminan en la relación de fe y política y nos impulsan a trabajar desde la política con la fe; desde la fe en la política. Ellos nos impulsan a mirar con mayor coherencia la realidad. Ser político no debe ser contradictorio a ser hombre de fe. Es importante entender que ser político es diferente a ser devoto-fanático de un partido, es diferente a ser un hombre corrupto. Quienes son corruptos, enfermos partidistas, no son más que fanáticos, que ensimismados en sí mismos no pueden ver las necesidades de los demás. En otras palabras, el hombre de fe debe alejarse de la corrupción que practican los falsos políticos, quiénes se burlan de la gente, sobornando la ignorancia del pueblo con dádivas en tiempos de elecciones y fiestas de guardar. 

Cuando la fe, está alejada de la política, se cumple la célebre frase que dijo el gran filósofo alemán Karl Marx: “la religión es el opio de los pueblos”; esta fe permanece vacía porque se queda en la meditación absurda del más allá, sin traer al más aquí una reflexión profunda que transforme y convierta este mundo en un lugar habitable y mucho mejor. El hombre de fe está obligado a remangarse la camisa y hacer cosas por los demás. “No basta rezar” -dijo el cantor- “hacen falta muchas cosas para conseguir la paz”; hacen falta muchas cosas para conseguir un mundo mejor. Bien dijo Aristóteles, “el hombre es un ser político por naturaleza”, el hombre de fe, antes de todo es hombre, y por ser hombre debe tender a la política. Una fe, materializada con las obras buenas, es decir, con la búsqueda del bien común, es una fe que transforma, que dignifica y que invita a otros a vivir actuar intachablemente en el servicio público.

También cuando la política está lejos de la fe, se convierte en una férrea tiranía que explota al hombre por el hombre, que pone al consumismo por encima del ser humano. Un política sin fe, también usa al hombre como medio para conseguir los más bajos placeres de los hombres sin juicio y sin consciencia. La política sin fe es relativista, se aleja de lo objetivo y legisla en contra del ser humano, promoviendo leyes que laceran la dignidad humana como el aborto, la eutanasia y otras tantas leyes que desprotegen al medioambiente, a la naturaleza. La Política lejos de la fe también es indiferente ante el pueblo sufriente que muere cada día de pobreza. Un ejemplo de la lejanía de la fe y de la política es la realidad que miramos tanto en la República Dominicana y en América Latina.

Afirmo que la fe y la política, son dos realidades que están estrechamente unidas entre sí. Es verdad que la política persigue el bien común -dice Aristóteles- , pero ésta, solo puede tender a esa naturaleza -al bien común- cuando quienes la asumen son hombres convencidos moralmente, cuando no están limitados por ideológicas dogmáticas, sino que la fe les impulsa a evitar a aquellos hombres que degradan al ser humano. La política unida a la fe tiene una mayor solidez moral y puede, ante todo, proponer, aprobar y promulgar leyes que promuevan al ser humano. 

Finalmente, queremos subrayar, que no pretendimos hacer una apología de la fe excluyendo a los no creyentes, sino llamar la atención sobre la importancia de que las personas de fe -con vida ejemplar- se involucren en las actividades políticas con criterios de seriedad. Es bueno que sepamos que es un gravísimo error alejar a la fe de la política porque ambas, desde sus esencias, persiguen el bien del ser humano. No debemos dejarle la política,  a los corruptos, “hombres sin juicio y sin corazón que atentan contra la salud de la patria”. Hoy debemos tomar la decisión de involucrarnos desde la fe en la política para construir un mejor país.

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.

viernes, 11 de agosto de 2017

El hombre y la mujer son historia

-César Canela, Mag.-


"No hay más que una historia: 
la historia del hombre. 
Todas las historias nacionales 
no son más que capítulos 
de la mayor."
 -Rabindranath Tagore


Muchos de nosotros nos hemos preguntado, ¿qué es la historia? También muchos han dicho una y otra vez: “la historia es una tontería”, “eso no sirve para nada”, “lo importante son las ´ciencias´”. Lo importante -según ellos- es el número de las matemáticas o los fenómenos de la física, entre otros. Con frecuencia, escuchamos a intelectualoides definir a la historia como algo innecesario en el desarrollo de la vida de las personas, hasta el punto de proponer su desaparición del escenario educativo y social. Según la Real Academia de la Lengua Española el término “historia” tiene varios significados, nos permitimos presentar sólo dos de ellos: a) Historia es el “conjunto de los acontecimientos ocurridos a alguien a lo largo de su vida o en un período de ella”; y b) también historia es “disciplina que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos pasados”.

Partiendo de las definiciones anteriormente mencionadas, la historia está estrechamente relacionada a la vida del hombre. Pitágoras, gran filósofo griego, haciendo un análisis de los orígenes del universo -incluyendo al ser humano- afirmó que “todo lo que existe -incluido el ser humano- está constituído por el número”. Sin embargo, nosotros afirmamos que el ser humano  es más que simples mediciones físico-matemáticas a las que nos quieren reducir a través del tiempo. La persona es historia, la persona se va haciendo en el tiempo con la historia y en la historia. La historia es lo único que le da sentido a la vida, porque -la historia- es el proceso en el tiempo que le va ayudando, a la persona, a comprender su configuración vital-existencial. Basta de poner una exagerada atención a las cosas inertes, como los números -los cuales, solo existen en la mente-, lo más importante es la vida del ser humano, su valor, su horizonte. La historia le ayuda al hombre a conocer el objetivo de su vida, a entender los procesos que han ocurrido en el tiempo y darle un sentido en sí mismo.

Los hombres de ciencia del siglo XXI están más empeñados en conocer si existe vida inteligente en otro planeta, en conocer la distancia numérica de una estrella a otra, de una galaxia otra. Sin embargo, la persona de hoy está vacía de historia, está vacía de filosofía, sólo mira las cosas en sentido utilitario. Se pregunta para qué sirve la historia y él mismo se responde que no sirve para nada. Efectivamente, cuando dice que la historia no sirve para nada está en lo correcto porque la historia -la razón histórica- no es un objeto con el cual se puede realizar tarea de terminada; la historia es la vida misma, la constitución de la persona individual y colectiva a lo largo del tiempo.

En esta apología de la razón histórica frente a la razón físico-matemática no se está afirmando que sea absolutamente negativo lo que la ciencia plantea a través de los descubrimientos científicos, en el campo número y observable; al contrario, son una riqueza importante para conocimiento de las cosas. Lo que se quiere es colocar a la historia en su justo lugar -en el primero-. Las razones físico-matemáticas, las biológicas, las paleontológicas, etcétera; deben ponerse por debajo de la vida del hombre, deben estar al servicio de la vida del hombre. El hombre debe ocuparse en primer momento por encontrarle significado a sus actos, a sus proyectos, al proceso de desarrollo que ha ocurrido en el tiempo, luego debe empeñarse por la fundamentación de las cosas. ¿De qué le sirve a la persona conocer la constitución entera del universo si no conoce el proceso y el sentido de su vida?

Henri Bergson dijo una vez: “para un ser consciente, el existir consiste en cambiar, en madurar, en crearse indefinidamente a sí mismo”, es decir, aquella cosa que le dota al hombre de capacidad para cambiar de manera concreta es ser consciente de la historia que le ha dado sentido a su vida, una historia circunstancial, estrechamente unida a la vida del ser humano y a la sociedad. La persona que no es consciente de su entidad histórica no puede crearse a sí misma, no puede hacerse a sí misma sino que es esclava de la irracionalidad que la gobierna.

La historia -la razón histórica- está por encima de la razón físico-matemática. La historia queda opuesta de algún modo a la física -ciencia del movimiento- y a las matemáticas. Dijo el filósofo español Ortega y Gasset: “La razón histórica (…). Al oponerla a la razón físico-matemática no se trata de conceder permisos de irracionalismo. Al contrario, la razón histórica es aún más racional que la física, más rigurosa, más exigente que esta” (Obras completas de Ortega y Gasset).

Hay que tener presente que la desaparición del estudio de la historia es la desaparición del sentido de la vida del ser humano. La eliminación de la historia de la reflexión personal y de los círculos educativos es un error que se pagará con el sufrimiento; un sufrimiento producido por la ignorancia de las personas que viven sin horizonte. No debe haber un solo hombre o mujer que ignore la historia y su razón. No existe hombre feliz ajeno a la vida porque la vida es historia. El hombre y la mujer son historia y negarla ella es una decisión -contradictoria a la vida- que cae en lo absurdo de la existencia.

Una vez se dijo Marcelino Menéndez Pelayo que el “pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte…”, la persona que no conoce su historia, tampoco conoce su vida y quien ignora su vida está muerto aunque respire. También una vez dijo el eminente Ortega y Gasset: “la vida solo encuentra su sentido desde la razón histórica”.

En definitiva, la historia es la vida misma. El hombre y la mujer son historia porque de ella es de donde parte el sentido y la existencia de sus vidas. Por encima de otras razones estar la historia para que el ser humano pueda, a partir del análisis filosófico, realizar a plenitud su proyecto vital.

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.

martes, 25 de julio de 2017

¿Qué es la verdad?

-César Canela, Mag.-



"El lenguaje de la verdad
debe ser, sin duda alguna,
simple y sin artificios."
-Séneca



En algún momento de la vida todos nos hemos hecho la pregunta: ¿qué es la verdad? A lo mejor, muchos de nosotros también nos hemos visto en discusiones acaloradas sobre la verdad y sobre la comprensión de ésta. Este artículo pretende explicar brevemente una concepción de la verdad, invitando asumirla o refutarla -criticarla- desde la filosofía.

Desde Sócrates, Platón y Aristóteles, muchos pensadores –antiguos, medievales, modernos y postmodernos- se han dedicado a definir la verdad, sin embargo, las posturas -en sentido general- más famosas son las del dogmatismo, las del relativismo y las del pragmatismo. La primera establece que solo existe una verdad única, universal, unitaria y absoluta, una verdad que es indiscutible y que el hombre debe descubrirla y aceptarla sin crítica ninguna. El absolutismo deja la verdad en una dimensión sumamente abstracta. La segunda -el relativismo- establece que la verdad es únicamente subjetiva, particular y que cada individuo puede establecer su propia concepción de la verdad; no necesita presupuestos universales, es únicamente válida al individuo. La tercera afirma que la verdad es aquello que es útil, que es verificable. Afirma que la verdad tiene valor en sí misma.

Afirmar que la verdad es absoluta, relativa o útil es gravísimo error que se ha desarrollado en el tiempo; primero porque lo absoluto se queda fuera de la vida del hombre, se queda en un “pienso, luego soy” (Descartes), una comprensión únicamente abstracta; en segundo lugar porque el relativismo no valora a la persona en sí misma sino que las ideas adquieren un sentido sin tomar en cuenta la realidad del hombre, una verdad sólo validad para quien la concibe, todo vale igual -relativamente- sin importar las circunstancias. En tercer lugar, una verdad útil es aquella centrada en las cosas, centrada en lo inhumano, una verdad que se piensa a sí misma, una verdad lejana de la circunstancia, lejana de la filosofía. Entendiendo que la filosofía está estrechamente ligada a la vida. Desde estos pensamientos, la “verdad” es ajena a la vida, ajenas al yo-circunstancia.

José Ortega y Gasset dijo una frase emblemática: “yo soy yo y mi circunstancia”. En esa frase vamos enmarcar el concepto de verdad que explicaremos en lo adelante. La verdad es la coincidencia consigo mismo, es la fidelidad a sí mismo. Si la realidad es comprendida, pues se entiende que el individuo se comprende a sí mismo porque la realidad - la circunstancia- y el yo -la persona individual- son inseparables. Entendiendo que cada persona vive en un lugar y en un momento histórico que configuran sus ideas.

La verdad es perspectiva, la verdad puede ser comprendida por cada individuo de una manera diferente y válida. El perspectivismo de la verdad quiere decir que nadie tiene la verdad absoluta sino una parte de ella, porque la verdad en absoluto es la suma de todas las perspectivas, es la suma de las circunstancias, entendiendo que la verdad es temporal, no eterna. Un ejemplo para comprenderlo fácil sería, un grupo de hombres vamos a una montaña y cada uno se ubica en un lugar, todos tenemos un punto de vista y una comprensión distinta de la montaña dependiendo el lugar donde nos encontremos. Los que ven árboles en ese momento hablarán de árboles, los que están en la cima hablarán de eso… cada uno describe la verdad desde su vida, desde su perspectiva y desde ese momento y desde ese lugar. La verdad está estrechamente relacionada a la vida del hombre porque la comprensión de esta viene del yo-circunstancia. La verdad perspectiva no se centra en la comprensión de la verdad subjetiva sino que valora la comprensión de los demás y trata de comprenderla para constituir entre todos la verdad total.

En definitiva, el perspectivismo, no tiene nada que ver con el relativismo o subjetivismo sino que está estrechamente relacionado con el historicismo, la verdad es coincidencia del hombre con su vida, es historia. La verdad tiene un tiempo, un momento, un lugar, un espacio y un sujeto. No existen verdades absolutas o eternas –atemporales- sino perspectivas sobre la verdad. Una verdad relacionada con la vida, la verdad es coincidencia consigo mismo. La verdad es la suma de perspectivas que cada hombre asume según su vida en un tiempo y en un espacio.


Un fuerte abrazo, hasta la próxima. 

domingo, 5 de octubre de 2014

La Educación (anexado documental: La Educación Prohibida)

-César Canela-



En esta ocasión quiero reflexionar sobre lo que debe de ser la educación. Dedico esta publicación a todos los alumnos que reciben clase conmigo actualmente en el Colegio Juan Pablo Duarte, para los que recibieron clases de filosofía conmigo en la Universidad Católica Tecnológica del Cibao (UCATECI) en el breve período que estuve por ahí cubriendo unas clases de un amigo. También dedico esta publicación a todos los ciudadanos del mundo para que reflexionemos sobre la importancia de la educación y el replanteamiento que deben tener las escuelas tradicionales para poder construir un mundo mejor.

Entrando en materia, la educación debe ser un proceso liberador en el se descubra al ser humano en cuanto tal y se promueva. Disto de la idea de aquellos que dicen que la educación consiste en encerrar a los niños en la escuela con la supuesta idea de que van a ser formados y van a ser seres perfectos para la sociedad; para mí la educación trasciende el espacio escolar, la educación es la vida, es libertad, no son números de calificación ni nada por el estilo.

He conversado en repetidas ocasiones con mis estudiantes sobre el verdadero significado de la educación.

Les comparto el documental La Educación Prohibida. Esta película-documental describe de forma interesante parte del concepto que tengo sobre la educación. Cuando vi este documental por primera vez me sentí fuertemente reflejado en las ideas revolucionarias que evoca.

Quiero que ustedes lo vean con ojo crítico y con el fin de aprender, de promover una educación libre, que respete la dignidad de los demás.

También sería interesante que los docentes también vean este documental porque les hará reflexionar de manera significativa y, posiblemente, les motive a replantear muchos métodos tradicionales-inhumanos que se utilizan diariamente con los estudiantes.
Sin más nada, les dejo aquí abajo el documental para que lo vean:


Preguntas para la reflexión:

  1. ¿Qué relación tiene el Mito de la Caverna de Platón con la educación actual?
  2. ¿Cómo valoras la posición que tomaron al principio los maestros frente a la publicación que querían hacer los alumnos de la escuela?
  3. ¿Crees que es posible una educación libre como se ve en el video? ¿Qué cosas crees que se deben cambiar para lograr esa educación libre?
  4. ¿Qué posición deben tomar un alumno para que se logre la libertad en las aulas?
  5. A partir del video, ¿qué opinas de las escuelas tradicionales?
  6. Si tuvieras la oportunidad de dar clases, ¿cómo lo harías? Explícalo detalladamente.


miércoles, 2 de mayo de 2012

¿Existe Dios?

-César Canela-



"La imposibilidad en que 
me encuentro de probar 
que Dios no existe, 
me prueba su existencia."
-Jean de la Bruyere



Vivimos en un mundo donde la pluralidad religiosa nos invade casi todos los espacios, donde cada persona quiere hacer a un Dios a su imagen y semejanza, que le cumpla todas sus aspiraciones y caprichos.

Se puede afirmar que todos tienen un Dios e incluso los ateos, porque la dimensión religiosa es propiedad intrínseca de la realidad humana, el hombre se proyecta al más allá, se pregunta por lo que habrá después de la muerte, se pregunta por los inicios del universo. Pero al ver que su realidad es limitada y que muchas veces no encuentra respuestas en este mundo llega a la conclusión de que hay un ser (todopoderoso), en el más allá, que guía, crear y/o organiza el universo. El simple hecho de decir que todo surge de la nada se le está dando entidad (un ser propio) a la nada y se está elevando a la categoría de Dios.

Cada quien tiene una concepción de Dios, a veces errónea, a veces certera, ¿quién sabe?... La idea que debe primar en la definición de Dios es que es absolutamente eterno, poderoso e ilimitado, nunca debe ser un Dios sometido a las cosas del mundo, en otras palabras Dios no existe como existe como el Dios hebreo, ni mucho menos como los dioses griegos y romanos.

"[…] El Dios hebreo anda con el rayo y el trueno. Pero el Dios del Cristianismo no tiene que ver con el rayo, ni el río, ni el trigo […]. Es un Dios de verdad, trascendente y extramundano, cuyo modo de ser es incomparable con el de ninguna realidad cósmica. […]"[1]

En otras palabras se podría decir que Dios no existe porque las cosas existentes están sometidas a tiempo y espacio, principio y fin, sufrimiento (enfermedad y dolor), inmanencia, cambio (corrupción física) y limitaciones de muchas categorías. Dios no está sometido a nada del mundo, Dios actúa por sí mismo en un estado de perfección incorruptible, donde Él es todo lo que es, donde no tiene necesidad de superarse porque está completo en todos sus atributos.

En el único caso que Dios se hizo limitado e incluso asumió la condición humana fue en la encarnación de Jesucristo, el salvador del mundo.  Pero su encarnación no fue hecha con el fin de quedarse sometido a nuestra débil naturaleza, sino para abrirnos las puestas al más allá y hacernos partícipes de la eternidad suya.

En consecuencia, “Dios es”; significa que Dios está fuera de nuestro espacio y de nuestro tiempo; sino que está en un lugar supremo, Dios no existe como existen las cosas del mundo. Tampoco nuestro Dios es una simple idea, porque lo estaríamos limitando a nuestro pensamiento, Dios no es ninguna cosa del cosmos, ni de la mente; Dios es el mismo en absoluta personalidad y perfección trascendente.

Es bueno, asumir una sana imagen de la realidad de Dios.

Les motivo a que tengamos una sana imagen de la realidad de Dios y a quienes se proclaman ateos que traten de hacer consciencia y que analicen claramente sobre si en verdad no tienen un dios como ellos dicen. No nos quedemos en la simplicidad del dogmatismo, demos razones de nuestra fe y de nuestra supuesta "no fe" para tener claro en que estamos equivocados y que no.

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.

[1] J. Ortega y Gasset. ¿Qué es filosofía? Editorial Espasa Calpe, S. A. Madrid. 2007. Pág. 169

miércoles, 28 de diciembre de 2011

La Justicia de Homero a Aristóteles (Filosofía del Dereccho)

-César Canela-

"Mi libertad es el derecho 
de hacer lo que las 
leyes me permiten."
-Montesquieu 



El pensamiento de la antigüedad griega, ha sido tan rico que todavía tiene repercusiones positivas en nuestra sociedad, como la tuvo en su época. El significado de la justicia empieza con el mito, siguiendo una serie de pasos hasta llegar al pensamiento filosófico. La justicia está íntimamente ligada a la vida humana, involucrando todo su ser y su cultura. En todos los lugares, la cultura es definida como la construcción de normas positiva tratando de no violar las normas naturales.

La actitud pensante de los griegos, le permitió en muchos aspectos, pero sobre todo en lo que tiene que ver con la filosofía, la poesía, la religión, la política. Los griegos se identifican con la polis, son seres sociales. En la literatura hay dos personajes fundamentales: Homero y Hesíodo, tanto en la poesía como en la tragedia. La poesía implicaba al hombre con la naturaleza y con la divinidad. El gran poeta Homero enseña la cultura griega, su obra es tanto educadora como moral, ya que ayudaba a conocer las virtudes de los héroes. Homero trata de demostrar en su obra que se debe evitar la guerra, porque es destructiva. La justicia, viene de los Dioses, los cuales controlaban los actos del hombre castigándolos en sus malas acciones. El valor principal es el areté, el cual, se refiere a la virtud.

Hesíodo fue un gran compilador de la religión antigua griega; también habla sobre el trabajo, la vida cotidiana y considera la paz como algo indispensable para la vida común; por eso debe ser cultivad. Hesíodo dice que la naturaleza física está tutelada o gobernada por la fuerza, mientras que el orden humano esta manejado por la justicia. En lo que tiene que ver con el teatro, se destacan algunos trágicos como: Esquilo: muestra a los hombres ligados a la polis. Sófocles: se ve la justicia derivada de lo divino. Los dioses se encargar de castigar a los que rompen las normas.

Justicia y Paz.

A partir del siglo VI a. C. se va produciendo un paso del mito al logos, lo que va dando origen a la filosofía. Pero la filosofía no se independiza del todo del mito. Dentro de los primeros filósofos naturalistas, destacados en el pensamiento jurídico están: Anaximandro, Pitágoras y Heráclito. Para Anaximandro el primer principio era el Apeirón, presenta la justicia como una igualdad, y la injusticia como desigualdad.  Heráclito considera que todo está regido por una ley universal y esa ley rectora del cosmos debe regir también la polis. Hippias crea la “revolución del derecho natural”, sosteniendo que las normas del derecho positivo, carecían de valor, ya que son mudables. Sócrates considera que la justicia está contenida en las leyes y que el hombre sabio y justo es aquel que cumple con las leyes. Las leyes son inviolables, el hombre es quien las mal entiende. Platón considera la justicia aristocrática como armonía, considerando que una sociedad es justa cuando cumple con la función dada por el gobernante, de acuerdo con su capacidad física e intelectual. Aristóteles, nos muestra la justicia como igualdad proporcional, lo justo es dar a cada quien lo que le corresponde. Manifiesta su concepción de justicia de dos formas: la justicia comunicativa y la justicia distributiva. La primera se refiere al equilibrio en el intercambio de bienes entre los hombres y la segunda se refiere a la igualdad del reparto de cargas entre los hombres de igual posición social.

En definitiva, la justicia es necesaria para vida humana. La ley positiva debe estar inspirada en la ley natural para que exista una armonía fundamental en la vida del hombre.