César Canela, Mg.
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Foto tomada por la NASA, extraída de: Pixabay |
Desde siempre ha sido una necesidad del ser humano el saber cómo ocurrieron las cosas, por eso, en la era precientífica escribía poemas, cantos u mitos para explicar la realidad del universo. En la época científica empieza a buscar razones demostrables empíricamente para explicar los orígenes del universo, hasta concebir teorías que satisfagan sus necesidades de saber.
La teoría científica del origen del universo más aceptada es el Big Bang, la cual, fue propuesta por el sacerdote católico Lamaitre con el nombre de Huevo Cósmico esta teoría no contradice el designio creacionista de Dios, porque surge la pregunta: ¿quién originó la explosión? ¿quién creó las condiciones para la vida? Muchos afirman que no es congruente con la razón creer que venimos de la nada, porque “nihil nihil est”, la nada es nada y de ella nada puede salir.
El acercamiento al libro de Génesis, permite observar aspectos muy simbólicos, como algunos de sus personajes que son ejemplos para explicar una verdad: Dios ha creado al ser humano. El primer símbolo que nos encontramos cuando dice: “el espíritu de Dios, aleteaba sobre las aguas”, esto nos enseña que el Dios cristiano precede a la materia, está por encima de ella. Cuando miramos los personajes de Adán y Eva, observamos a dos personajes simbólicos, Adán significa humanidad y Eva significa Vida. El número siete (7) significa perfección, siete días es el tiempo perfecto. El siete aparece con frecuencia en diferentes textos bíblicos. El libro de Génesis nos afirma es que el ser humano es creación de Dios, en un tiempo perfecto; lo que queda en el misterio divino. (cfr. Gén.1; Gén. 2, 1-7). Esta apertura al libro de Génesis brinda a oportunidad de darle espacio al conocimiento y a los descubrimientos científicos.
Cuando la ciencia define los orígenes de la tierra, afirma, igual que la religión que el hombre fue el último en aparecer entre todas las especies. Enumeramos las eras geológicas, poniendo junto a ella su relación con el texto bíblico:
La Era Arcaica o Azoica, según la ciencia, es un período donde no existía ningún tipo de vida animal, ni vegetal. Se formaron rocas cristaloides. Su duración se calcula en 50 millones de años. En el primer capítulo de génesis dice: “La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas” (Gen. 1,2) Igual que en esa era geológica en el libro de génesis no describe ninguna condición de vida, Dios está pendiente en el orden y la creación de seres inanimados.
En la Primaria o Paoleozoica: durante este período aparecen las primeras manifestaciones de vida, de animales invertebrados, de insectos y arácnidos. También aparecen los peces. Su duración se precisa en 30 millones de años. Dice en el libro de génesis: “«Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.»… «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» (Gen. 1, 6-11) ” Aquí existe también una estrecha relación, es decir, cuando Dios empieza a crear las aguas, se sobre entiende, que donde hay agua, hay vida, vida microscópica como bacterias y microorganismos.
En la Era Secundaria o Mesozoica: las lluvias son abundantes, el clima es caluroso. Los peces y reptiles adquieren tamaños gigantescos. No se registran movimientos orogénicos. Aparecen vegetales de gran tamaño como eucaliptos, pinos, robles, palmeras, chopos, etc. Su duración se estima en 10 millones de años. En génesis dice “…creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente…” (Gen. 1,21) Cuando Dios crea las bestias del campo y los animales de gran tamaño aquí queda entre dicho, que también existe una relación evidente en este momento.
Terciarias o Cenozoica: aparecen mamíferos gigantescos como: rinocerontes, monos, bisontes, el mamuts, etc. Desaparecen los reptiles de la era secundaria. El clima se regula. Surgen los Andes, los Alpes, el Himalaya, se sumergen la Atlántida bajo las aguas del actual Atlántico, etc. Se estima que duró tres millones de años. Esta parte mantiene relación con la antes citada
Cuaternaria o Antropozoica: la característica fundamental de esta Era es la aparición del hombre desde el comienzo mismo de este período. El clima obliga a que desaparezcan los animales monstruosos. Se calcula que esta era duró un millón de años. Esta es la última era geológica, lo que significa que, al igual que en la biblia, el ser humano es el último ser en aparecer en la tierra. El sexto día dijo Dios: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, … y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, ... (Gen. 1,26)”. Si se recuerda la simbología del número siete (7) que se explicó más arriba, entenderemos que los siete días de la creación, pueden ser entendidos como los millones de años que establece la ciencia entre una era y otra.
En definitiva, estas curiosas coincidencias no llevan a afirmar que las cosas de la ciencia no tienen ser contradictorias a las cosas de la fe y viceversa. Se debe tener claro que no podemos establecer como absoluto el conocimiento que tenemos a través de la fe, porque puede alejarnos de la verdad, puede alejarnos de la razón. Tampoco podemos tomar como absoluto el conocimiento que viene desde la ciencia, porque siempre hay espacio para el misterio. La ciencia, no es un mecanismo para evitar los misterios de la religión, sino al contrario para asumirlos mejor. Recordemos que la biblia no es un libro de historia, no es un libro científico, no es un libro de principios demostrables empíricamente, la biblia es, solamente, un libro que contienen las enseñanzas morales que deben imitar a aquellas personas que quieran ser mejores seres humanos.
Invito a evitar los extremos, a ver en la ciencia y en la fe dos oportunidades para potenciar el conocimiento. Un abrazo. Hasta la próxima.
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