viernes, 4 de septiembre de 2009

Briguillí (Wagner S. Hernández)

Esto fue escrito por un amigo cercano, Wagner Hernández y por el valor que tiene este texto le propuse que me dejara publicarlo en mi Blog.



La vi
La conocí cuando me había privado del amor, para otro amor que no era humano. En la adolescencia no podía sentir y no llegué a sentir, la gloria que sintió Don Alonzo Quijano al pensar en Dulcinea; y en mi juventud, aunque quise no lo alcancé.

Nos conocimos
No fue difícil el acercamiento, simplicidad tan grande que por un clic supe tu nombre encarnación poco a poco en mi lengua y en mi mente; encarnación inmortal y gloriosa.

Amigos
De conocidos, emprendimos un viaje hacia la amistad, viaje profundo y hermoso que supera el mundo idealista de Platón. No hubo que estar en el mundo perfecto para ver el blanco verdadero.

La amé
La no saboreada gloria e ilusión, que el Quijote gustó, trascendió mi virgen corazón y mi grandiosa vocación. La amé, lo sé; te veneré deidad visible destructora de mi canon, a quien mi Penélope corazón juró sólo amar y esperar al Ulises, a ti fémina con séquito de virgen.

Es
La única que mis ojos vieron y sólo verán. Amiga indefinible, amor inmortal. La que me asemejó a Romeo, la que me hizo amar la amistad, hasta el punto de preferir ser su amigo, a que mi ser profane su ser, antes que perderle el sentido a la costumbre.

Será
El sello indeleble, glorioso e inmortal que se encarnó en mi mente y corazón.
Pequeña frase de parte de el autor de este poema:
"El hombre trasciende según las huellas que haya dejado"

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