jueves, 17 de junio de 2021

La necesidad de la filosofía en la educación dominicana

 

- César Canela, MA-

 

Publicado hoy en La Información, un periódico nacional de la Rep. Dominicana

La Información. Año 105. Santiago de los Caballeros, R.D. 

No. 35355. Jueves 17 de Junio de 2021. Pág. 14

Publicado en Foro Escrito (Julio 11, 2022): 
https://foroescrito.com/2022/07/11/la-necesidad-de-ensenar-filosofia-en-la-republica-dominicana/



Un abordaje desde la tesis doctoral del Prof. Juan B. Peña

 

«Queda usted en entera libertad 

de elegir entre estas dos cosas: 

o ser filósofo o ser sonámbulo».

J. Ortega y Gasset

 


La actividad filosófica en Occidente ha sido, desde siempre, un quehacer esencialmente revolucionario y liberador, al haber sido la chispa dio inicio en innúmeras ocasiones a movimientos que provocaron los cambios importantes a lo largo de su historia, sacando a las multitudes de las oscuridades de incultura. Sin duda,  la filosofía es un proceso dinámico que nos lleva a dar el paso del pensamiento mítico al pensamiento crítico, es decir, es un camino constante que nos invita a salir de las cavernas de la ignorancia y de las supuestas verdades para entrar en contacto con la verdad racionalmente fundamentada. Ciertamente que esa salida de la caverna es un proceso que toma su tiempo porque el individuo debe ser expuesto a una serie de herramientas, a diferentes ideas y a procedimientos que le inviten a liberarse, para ver el mundo policromático que está en el exterior de la caverna. Luego, fuera de la caverna, debe ser capaz de soportar el peso del conocimiento y, con humildad, arriesgar su vida para liberar a los demás que aún están prisioneros dentro.[1]

 

A lo que nosotros llamamos como cavernas, el Dr. Juan B. Peña les llama situaciones críticas, las cuales presenta de la siguiente manera: «la falta de planificación a nivel estatal; el irrespeto de los gobiernos a la Constitución y a las leyes; los crímenes de Estado; el personalismo gubernamental; la partidocracia; y el transfuguismo político», en su magistral tesis doctoral «Influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana y su impacto en el desarrollo educativo: Propuesta para superar el estancamiento sociopolítico con una educación desde la Filosofía», aporte filosófico que, a mí juicio, es una convincente invitación a salir de ciertas cavernas para poder avanzar de manera integral como país, pues el Dr. Peña logra con creces su objetivo fundamental: «analizar la influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana, y su impacto en el desarrollo educativo».


 

Las cavernas de la ignorancia dominicana empezaron a germinar en el país desde el siglo XIX, porque se rechazó, por miedo o desconocimiento, la educación humanista hostosiana, la cual, pudo haber aportado mayor desarrollo intelectual. Peor aún, los aportes educativos de Hostos quedaron definitivamente marginados en el siglo XX por el dogmatismo religioso imperante,  instalándose una educación menos científica y menos crítica que castigaba la disidencia intelectual. Esto queda demostrado en la fundamentación histórica de  las mencionadas cavernas o situaciones críticas que el autor realiza al constatar que a lo largo de la historia dominicana, especialmente en los últimos 100 años, nuestra nación ha caído en un círculo vicioso que se consolidó con las dos intervenciones militares estadounidenses (1916-1924 y 1965), el cual, llegó a su punto máximo en la criminal Era de Trujillo, creando una cultura represiva que, con el apoyo de los EE.UU, frustró los intentos democráticos de Juan Bosch y de la Revolución de Abril de 1965, dando paso a los doce años de Balaguer que no fueron más que un trujillismo sin Trujillo. Las situaciones críticas continuaron presentes y se hicieron más evidentes en los gobiernos del PRD (1978-1986; 2000-2004), en otros gobiernos de Balaguer con el PRSC (1986-1996) y en los veinte años del PLD (1996-2000; 2004-2016).[2]  

 

Es necesario resaltar que, en todos los acontecimientos antes mencionados, gran parte de la clase dominante, en complicidad siempre con EE.UU. y sus personeros, jugó y sigue jugando un papel reprochable, con muy pocas excepciones en el escenario nacional. Esta clase de personas está presente en todos los partidos políticos ya que no es un mal propio de un grupito, sino que es un mal nacional en el que todos, activa o pasivamente, somos cómplices. 

 

De izquierda a derecha, César Canela, Juan Peña, Mons. Camilo, Ariel Martínez y Sandy Gutiérrez

La investigación del citado filósofo pone de manifiesto que la actualidad dominicana es el resultado y la reproducción de esas situaciones críticas, de las cuales, los problemas causados al sistema educativo son los más preocupantes. A modo de ilustración, el autor compara la realidad dominicana con la condena de Sísifo, un personaje de la mitología griega que fue condenado a empujar eternamente una piedra por una colina una y otra vez, mientras ésta, cada vez que llegaba a la cima, se precipitaba de nuevo hacia el pie de la colina, eternamente. Así mismo, dice el autor, ocurre con nuestro país, ya que vamos avanzando, pero nuestro mal manejo institucional nos ha llevado a repetir los mismos males frecuentemente.

 

No obstante, su análisis, como era de esperarse,  no se queda solamente en señalar los males que aquejan a nuestra Patria, sino que propone, para enfrentar las situaciones críticas, un Plan de Nación que complemente, amplifique y enriquezca integralmente la Estrategia Nacional de Desarrollo (2012-2030) que impulsó el Ministerio de Economía de la República DominicanaAunque esta estrategia es una buena iniciativa,  solo se enfoca en el desarrollo económico; pero lo que necesitamos es un desarrollo integral que dé prioridad al comportamiento social, dado que nuestro país requiere un relanzamiento ético desde un pensamiento crítico-filosófico.[3]

 

Junto con este Plan de Nación, que debe estar por encima de los partidos políticos, se propone una modificación curricular en la que haya mayor presencia de la filosofía, para así ir mitigando los efectos negativos que ha generado la irresponsabilidad política en el desarrollo de la historia dominicana. Esta propuesta está enfocada también en modificar el modo de cómo se enseña filosofía en el país, debido a que la mayor parte de la gente cree que enseñar filosofía es únicamente memorizar a los filósofos o a las corrientes filosóficas. Lo que se propone es un entrenamiento del pensamiento crítico que permita edificar el pensamiento crítico-reflexivo en pro del desarrollo de nuestro país

 

Cabe destacar que en 4to de secundaria, para la salida optativa de Humanidades y Ciencias Sociales, el Currículum Educativo Dominicano intenta promover la filosofía con el curso titulado «Filosofía Social y Pensamiento Dominicano», además de que hace hincapié en que se debe dar prioridad al pensamiento crítico. El contenido para este curso es interesante, pero se queda en la periferia al no fomentar de manera integral la importancia del pensamiento y de la actividad filosófica. Esta iniciativa curricular del Estado Dominicano es positiva en vista de que podría ser el inicio, junto con las propuestas de Juan Peña, de una presencia más activa del Pensamiento Filosófico en nuestro país. Necesitamos trabajar, desde ya, en lainstauración de un modelo educación más crítico, científico y filosófico.

 

Desde mi perspectiva, la investigación doctoral «Influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana y su impacto en el desarrollo educativo: Propuesta para superar el estancamiento sociopolítico con una educación desde la Filosofía», defendida por Juan B. Peña, es una redacción que se desarrolla de acuerdo a las etapas de la dialéctica,  la primera parte es la Tesis -Realidad Dominicana-, la segunda es la Antítesis -Análisis Filosófico de la Realidad Dominicana- y la tercera es la Síntesis -Propuestas Filosóficas para superar las situaciones críticas de la realidad Dominicana-. Los tres momentos de esta tesis son, en su forma integral, un aporte sin precedentes a la sociedad del conocimiento universal desde la República Dominicana. 

 

Los doctores que valoraron la tesis en cuestión la catalogaron como un aporte que puede ser extendido a Latinoamérica por la realidad similar de nuestros países. Además, la estimaron como una tesis atrevida y valiente, a consecuencia de que hace de la filosofía una actividad práctica que denuncia con evidencia racional los males de una sociedad y propone posibles soluciones para mitigar los males denunciados. 

 

Importante destacar que este trabajo de investigación estuvo bajo la dirección del renombrado profesor de la Universidad del País Vasco el Dr. José Ignacio Galparsoro Ruiz, quien tiene anotado en su hoja de vida numerosos aportes a la educación de Latinoamérica. En República Dominicana ha dirigido varias tesis doctorales, entre las que destaca la del Dr. José Mármol, vicepresidente ejecutivo de Relaciones Públicas y Comunicaciones del Grupo Popular. 

 

Finalmente, me queda la enseñanza, una vez más, de que el desarrollo de los pueblos se inicia, se escribe, se mantiene y se proyecta con la educación, desde la educación y a través de la educación, y no cualquier educación, sino una educación que fomente el pensamiento crítico, científico, libre y filosófico.

 

¡Que la filosofía les acompañe! Un abrazo.



[1]Cfr. Platón, Quintás, G., Fernández-Galiano, M., & Pabón, J. M. (1990). La república. Libro VII. Universitat de València. Pags. 23-26

[2] Cfr. Peña Soriano, J. B. (2021). Op. Cit

[3] Ibíd.

jueves, 3 de junio de 2021

El opio de los pueblos

 

- César Canela, MA-

 

Publicado en Ecos del Yuna Periódico Local de Bonao, Rep. Dominicana. Abril, 2021

Publicado en Foro Escrito (Junio 17, 2022): 


«Así pues, en el fondo, ninguna 

religión es falsa. Todas son 

verdaderas a su modo, 

y todas responden, aunque de 

formas distintas, a condiciones 

dadas de la existencia humana».

-Émile Durkheim

 

En el mundo actual, en los espacios donde predomina una visión materialista de la realidad, es común que mucha gente asuma o diga que la fe religosa es contraria la razón y que las personas que siguen ciertos parámetros religiosos son ignorantes, míopes de la realidad que no se han dado cuenta de que los dioses son una invención del ser humano. Además de lo mencionado surgen escenarios para combatir los males y los bienes de la religión en donde “sabios” e “intelectuales” exponen sus ideas que van cargadas de una “superioridad” moral e intelectual proponiendo la destrucción o superación de la religión en una predicación dogmática quasi mística en donde defienden el surgimiento de un mundo nuevo -sin religión-, gobernado por la razón, donde ya no existirán los males de la ignorancia que tiende a la religión.


En otro orden,  ciertos grupos sectarios de la religión rechazan todo lo que está fuera de su texto y se atreven a negar verdades científicamente comprobadas y/o racionalmente fundamentadas. Su subcultura anticientífica e irracional representa un problema para el Estado de derecho y para el avance científico, raciovitalista del individo y la sociedad. Su “superioridad” moral y su magnificación exagerada de su texto sagrado[1] les impide hacer una lectura holística de la realidad. Aunque en el fondo persiguen el bien, en la práctica, sus fanáticos son instrumentos de discriminación-inquisidora que andan por la vida dictando las normas que deben asumir los demás.

 

Además también, resulta interesante, incluso sociológicamente estudiable, que muchos no creyentes se conviertan, precisamente, en lo que juraron destruir: fanáticos de creencias. Dejan de preguntarse o cuestionarse sus ideas y estas ocupan el lugar de las creencias religiosas. Aunque su fanatismo va en otra vía porque dogmatizan sus postulados  hasta llegar a una masturbación de ideas que les producen un orgasmo mental cuasi del mismo tipo del que experimentan, en su éxtasis, los fanáticos religiosos. En ese sentido, no hay diferencia entre el religioso fundamentalista y no areligioso-ateista-materialista.[2] Sus actitudes son, en la misma medida una reducción de la realidad. El primero entiende que lo único valioso es el más allá e ignora -consciente o inconscientemente- la realidad del más aquí (del mundo) y vive mentalmente opiado con el más allá, ignorando los sucesos históricos, siendo obstáculo para desarrollo de su comunidad[3]; mientras que el segundo hace una negación de lo metafísico, con una mentalidad intrascedente, negando de forma absoluta toda reflexión que invite a mirar al más allá, son fanáticos del más aquí y viven igualmente drogados con la idea de que realidad es materia y lo único absolutamente necesario es una reflexión sobre las cosas que son tangibles. 

 

La fe religiosa y el ateismo en sus dimensiones extremas pueden ser modos de drogadicción y miopía intelectual porque siempre hay un grupo de devotos que siguen sus ideas sin preguntarse sobre ellas, aceptándolas simplemente porque le parecen atractivas y porque están de acuerdo con su comosvisión. 

 

Desde mi limitada visión de la “realidad” considero que el ateismo-materialista, como tampoco la religión por sí solos son capaces de dar respuestas contundentes a la realidad humana. Si la religión fuera capaz de responder a Todo, hace tiempo que hubiéramos solucionado los problemas del mundo, lo mismo que si el materialismo hubiera sido capaz de comprender de forma holística la realidad ya hubiera desaparecido la religión en el siglo a finales del XIX o durante el siglo XX. 

 

Entonces, no es de sorprender que sea imposible la anulación de la religión y de las ciencias porque el ser

humano es, a la vez, de forma integral e inseparable, homo sapiens y homo religious.[4] Según Durkeim no hay un instante radical ni lugar específico en que hayan inciado las religiones[5], es decir, que el fenómeno religioso ha estado presente en la vida del ser humano desde el “mismo momento” que la razón empieza a operar en su ser, es decir, desde que es humano. La vida humana es una realidad radical[6] en donde converge la identidad humana que está compuesta por el yo y las circunstancias. 


La religión, entre otras cosas, es parte de las circunstancias y de la realidad radical de la vida. De ese mismo modo forman parte las ideas y las creencias; las primeras son aquellas que están muy relacionadas con persecusión de la verdad[7] y  rechazo de lo falso; mientras que las segundas -las creencias- son aquellas convicciones en las que se está. Esas creencias podrían ser religiosas o de cualquier tipo. Estás no se cuestionan, se asumen. Además, es bueno decir que esas creencias podrían sustituirse por otras luego de un proceso dubitativo. 

 

Que la religión sea parte de la vida, implica que el ser humano se ve obligado a reflexionar-filosofar sobre aquellas cuestiones trascendentales; de ese mismo modo, también está llamado a meditar-filosofar sobre las cosas materiales.

 

Quiere decir que “la razón también es también fe religiosa[8]. La religión no es sinónimo de irracionalidad. Si la fe religiosa fuera irracional, no hubiera textos místicos que aportan a la literatura y a la moral universal. La teología es, el más amplio sentido, un acto de profunda razón y humanidad.  En consecuencia, insisto, la razón no solo se ocupa de las cosas materiales sino de las cuestiones trascendentales. 

 

Entorno a lo mencionado podríamos preguntarnos: ¿Qué diferencia existe entre la construcción racional de la dialéctica, el racionalismo, la fenomenología u otras teorías racional con la construcción racional de la religión? Es probable que encontremos más parecidos de diferencias. Se pude hacer un cuadro sinóptico comparativo con las ideas del cristianismo, el kantismo, el positivismo, el marxismo, la hermenéuca nietzscheniana y encontraremos parecidos conceptuales sumamente interesantes.[9] Lógicamente que las semejanzas encontradas irán a la dirección correspondiente a cada corriente. Toda construcción lógica -real o no- es un acto de la razón. Tiene su valor. 

 

En definitiva, es lógico que las personas, por razones diversas se sientan atraídas por un modo de pensar desde la religión -lo trascendente- o desde el materialismo -lo inmanente-, eso es parte de la diversidad. El problema racional empieza cuando se pretende descartar una y otra fundamentandose en falacias lógicas. El dogmatismo, en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea desde el materialismo o desde la religión es igual de dañino para el intelecto porque reduce al ser humano a algo que no es. 


¡Que la filosofía te acompañe! 


Hasta la próxima.


REFERENCIAS

[1] Aquí puede aplicar cualquier idea no escrita que pretenda que impida el diálogo con los demás por pretenderse absoluta.

[2] Es difícil encontrar una terminología que enmarque lo que quiero decir porque ser ateo no es sinónimo de ser arreligioso y ser arreligioso no es idéntico a ser ateo ni ambas cosas implican que se sea materialista. Resulta complicado eso pero intento explicar mis ideas a partir de esta hibridación de tres términos.

[3] K. Marx dice que “la religión es el opio de los pueblos”. Cfr. Marx, K. (2014). Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Valencia: Pre-Textos.

[4] Una idea de este tipo bien elaborada se encuentra en la filosofía de Karen Armstrong. Cfr. Armstrong, K. (1995). Historia de Dios. Paidós.

[5] Cfr. Durkheim, E. (1982). Las formas elementales de la vida religiosa(Vol. 38). Ediciones Akal. La frase que aparece al inicio de esta publicación puede encontrarse en este texto.

[6] Pensamiento raciovitalista fundado por J. Ortega y Gasset en su tercera etapa filosófica que abarca desde 1924 hasta 1955 según J. Ferrater Mora. Cfr. Ferrater Mora, J. (1958). La filosofía de Ortega y Gasset. Traducción de María Raquel Bengolea. Editorial SUR, SRL Buenos. Aires. Cfr. Ortega y Gasset, J., Gomá Lanzón, J., & Lasaga Medina, J. (2011). Meditaciones del Quiojte (pp. 1-87). Editorial Gredos.

[7] La verdad en el pensamiento orteguiano se construye desde el perspectivismo que no es lo mismo que el relativismo. Esto significa que se deben tomar todas las perspectivas para construir la verdad deseada. 

[8] Cfr. Gasset, J. O. Y. (1970). Historia como sistema. Revista de occidente.

[9] J. Ortega y Gasset al final su extenso análisis en La historia como sistema hace unos comentarios bien atinados en torno a la racionalidad y al sentido que tienen la fe religiosa en la intelectualidad humana. Es un comentario al margen, el cual, podría interpretarse que la religión es parte de la historia sistemática de la vida humana. Cfr. Ibid.