jueves, 30 de noviembre de 2017

Un breve recorrido

- César Canela, Mag. - 



"No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las 
decisiones es la mejor, porque no existe 
comparación alguna. El hombre lo vive todo 
a la primera y sin preparación."  -Milan Kundera


Mi historia inició el 30 de noviembre del año 1989, al menos eso me contaron y yo lo creí sin dudas. Siempre he sido una persona sumamente inquieta y dispuesta a conocer más allá hasta las últimas consecuencias. Tuve una infancia como todos los niños, aunque debo decir que la mía, a pesar de las precariedades propias de aquella época, fue una etapa significativamente hermosa en donde sentí el cariño familiar y el cálido amor de la gente cercana.

Mi adolescencia fue sumamente especial, inicié mis estudios de inglés, conocí a mis mejores amigos -los que todavía conservo-, entré al seminario católico, me mudé de ciudad dos veces e inicié mi pasión por la música a través de la flauta dulce y del acercamiento a la guitarra. Tuve el privilegio de salir estudiante con índice por encima de 90 puntos (me sorprendí al saberlo) del Colegio Inmaculada Concepción, un prestigioso colegio de La Vega, RD.

En lo adelante, fui un joven universitario como todos, con un deseo inmenso de crecer y de desarrollarme en el ámbito intelectual. Tuve acercamiento a varios autores clásicos como Aristóteles, Platón, Epicuro, Parménides, Heráclito (entre otros) y se fue constituyendo mi pensamiento filosófico sobre la realidad de la vida. Luego de un largo proceso de pensamiento -seis años para ser exacto-, decidí retirarme del seminario y hacer mi vida como un académico. Terminé mi carrera de filosofía en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, alcanzando, en 2012, el honor de Summa Cum Laude, la más alta condecoración dada en las carreras de grado, ese día me sentí feliz y me sentí agradecido.

Más tarde, en mi joven adultez conocí al amor de mi vida e inicié mi vida laboral como profesor en el Colegio Juan Pablo Duarte, un colegio que lleva 50 años de vida académica ininterrumpida en la ciudad de Bonao, para mí un privilegio iniciar a los 22 años mi vida docente.  Al transcurrir el tiempo, al ver que la carrera docente es aquello que me hace feliz, decidí hacer Maestría en Ciencias de la Educación en la Universidad Abierta Para Adultos, la cual concluí en el año 2017 donde obtuve una placa de condecoración como el más destacado entre los eminentes magísteres y especialistas de la universidad en esa graduación. He recibido varios reconocimientos y condecoraciones por el trabajo con los jóvenes a través de la Pastoral Juvenil y de otras organizaciones sociales juveniles.

He descubierto a lo largo del tiempo que una de las cosas que más disfruto es mi participación en el Programa de La Voz del Obispo TV-Radio, del cual, desde los 24 años, soy el Director General. Me siento parte importante de ese espacio, en primer lugar porque tengo la asistencia sabia de un mentor, amigo y obispo y también de la compañía de jóvenes preparados en el ámbito de la televisión. He tenido el privilegio de conocer tres países: Estados Unidos, Polonia y Alemania. La cultura que más me ha impresionado ha sido la polaca, espero en algún tiempo no muy lejano visitar Polonia otra vez.

Luego de reflexionar en estos 28 años de vida sobre esas cosas que he enumerado, puedo decir que no me siento superior ni inferior por lo poco que logrado, me siento como muchos otros, un joven con deseos de trabajar y de construir cada día una sociedad mejor. Entiendo que las condecoraciones y las cosas humanas se quedan en este mundo y que lo más importante es enriquecer el alma con la reflexión filosófica constante y el espíritu con la meditación religiosa. Siento un fuerte compromiso con la sociedad, inspirado en la frase de Ortega: "yo soy yo y mi circunstancia, y si no salvo a ella no me salvo yo"; estoy dispuesto a construir cada día una sociedad mejor, desde mi espacio, cuando nací encontré un mundo y quiero que cuando muera pueda dejar un pequeño legado en el corazón de aquellos que me hayan conocido.

Finalmente, aunque soy joven no veo la muerte algo distante, sino como algo cercano, propio de todos aquellos que vivimos, a pesar de la posibilidad de la muerte espero terminar mis días en la vejez, con piel arrugada y sufriendo pacientemente las postrimerías de la existencia terrenal. La vida, aunque hermosa, es muy corta.

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

¿Qué es la vida?

-César Canela, Mag.-


"Hace falta toda una 
vida para aprender
a vivir." -Séneca


Es una pregunta que muchos de nosotros nos hemos hecho y que nos seguiremos haciendo a lo largo de nuestro caminar por este mundo. En esta ocasión, nos proponemos reflexionar sobre el significado y la definición de la vida, no pretendemos dar una definición absoluta y única, sino aportar dentro de la infinidad de definiciones que otros le han dado en el ámbito filosófico, científico y religioso. Pretendemos invitar al lector a reflexionar y a profundizar desde la perspectiva filosófica sobre el significado de la vida. 

En primer lugar, la RAE define el concepto “vida” como “energía de los seres orgánicos”. Esta es una definición, en cierto modo, coherente con la concepción que casi todas las personas tienen de la vida, porque la mayoría de las ellas -las personas- reduce la condición vital a simples procesos físicos-químicos del cuerpo, al mismo tiempo entienden que la cesación de la vida ocurre cuando estos procesos terminan su curso de manera natural.

Es importante también tomar en cuenta el termino “existir (existencia)”, el cual, es definido de igual modo por la RAE como “tener vida”, “haber, hallarse, estar”. Lo que claramente nos lleva a una reflexión inmediata: el existir, aunque está relacionado a la vida y aun algunos lo definan como algo idéntico a la vida, es distinto a ésta. Vida y existencia no son la misma cosa a pesar de que la ambigüedad de la lengua las confunda. Existir es el mero acto de estar en un lugar, no implica consciencia, no involucra a la realidad de la vida. Si nos preguntaran si existe la roca, nos apresuraríamos a responder afirmativo sin vacilación. Llegamos a responder esa pregunta de esta manera  porque, inmediatamente, nuestro cerebro asocia a las cosas inertes con la existencia.

Quiere decir que muchos “seres”, ya sean cosas, animales o vegetales aunque participan del proceso físico-químico llamado vida, su condición es netamente existencial. Los animales, las cosas y las plantas, sólo existen, están en un lugar, tienen un espacio que se les es dado; mientras que la persona es el único ser que puede alcanzar la condición de vida (vivir), la condición de hacer que su espacio sea resultado de su resignación y de su libertad, no la consecuencia de su aparición en la existencia. La resignación se da cuando el ser humano debe aceptar lo que no puede cambiar, como su fecha de nacimiento, su familia, su color de piel, su circunstancia; sin embargo, la libertad se muestra cuando la persona va construyendo todo aquello que puede ser modificado en su realidad circundante, como su intelecto, sus costumbres y su forma de comportarse... La vida es mucho más que las simples acciones laborales que realizamos, la vida es mucho más que interpretaciones sensitivas, la vida es algo sublime, es una realidad personal, irrepetible, única e intransferible.

La vida –según Ortega y Gasset- trasciende la naturaleza, porque ésta no es sólo la satisfacción de las necesidades fisiológicas sino el alcance de los proyectos humanos. La vida se da en la persona individual, en una realidad radical, es decir, no se debe hablar de una vida en general porque cada quien disfruta y sufre la suya. La vida no es estática, sino que es desarrollo, superación, crecimiento. La vida es el lugar donde cada persona actúa según el proyecto de vital asumido. En su carácter personal e individual, la vida es el arte supremo porque hay que saber llorar ante el dolor, saber reír en las fiestas, saber desdeñar lo dañino, saber relacionarse con las demás personas. El mismo Ortega y Gasset, refiriéndose a la vida dijo: “yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”

La vida es una realidad que, aunque absolutamente individual, no fue dada para ser vivida en el egoísmo, sino para que la persona se responsabilice de su propio hacerse sin olvidar la dignidad de las demás personas cultivando un profundo espíritu filosófico. También Ortega y Gasset dijo una vez: “mientras más lo pienso, más evidente me parece que la vida existe simplemente para ser vivida”, esto nos lleva a la necesaria reflexión de reafirmar que la vida es un hecho meramente humano porque el vivir es el resultado de unas convicciones racionales, de un impulso consciente y del ejercicio pleno de la libertad.

En definitiva, la vida es un acto que sólo puede ser ejercido por la persona porque vivir es más que el simple hecho que existir. Conocer que es la vida, ayuda a la persona valorar su circunstancia y a evitar que su caminar por el mundo haya sido en vano.

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.